Un nuevo atentado suicida palestino causa varios muertos y 35 heridos en Jerusalén
Israel lanza una ofensiva en represalia por el atentado suicida en un autobús
Fuerzas de infantería y blindados del Ejército israelí efectuaron ayer incursiones contra las ciudades palestinas de Yenín, Nablús y Kalkilia, en represalia por el atentado terrorista perpetrado el lunes por un militante de Hamás en un autobús de Jerusalén y que se saldó con 19 muertos y medio centenar de heridos. Mientras, pasadas las seis de la tarde de ayer, un terrorista palestino se hizo volar por los aires en una parada de autobús en el norte de Jerusalén. Las primeras informaciones hablaban de tres muertos y, al menos, una veintena de heridos.
Esta ofensiva militar de perfil bajo, podría sin embargo convertirse en una reocupación de los territorios autónomos e ir acompañada incluso de la expulsión de colaboradores de Yasir Arafat, si continúan los ataques palestinos. Ayer por la mañana mientras la ciudad de Jerusalén, colapsada por el dolor, se preparaba para participar en el entierro de las 19 vecinos del asentamiento de Gilo muertos en el último atentado terrorista palestino, el Ejército israelí lanzaba una ofensiva de castigo sobre las ciudades autónomas del norte de Cisjordania. La operación militar, prácticamente de rutina, similar a la que se viene realizando en los territorios a diario, había sido decidida por la madrugada en una reunión del Gabinete de Seguridad presidido por Ariel Sharon y en el que por enésima vez en los últimos meses se contempló la posibilidad de expulsar a Arafat a un país vecino. Las presiones de los sectores radicales del gobierno pidiendo deshacerse del líder palestino pudieron ser frenadas a tiempo por la diplomacia de Estados Unidos, que sin embargo tuvo que aceptar como 'mal menor' la posibilidad de decretar un destierro de los colaboradores del presidente y la reocupación absoluta de las zonas A, administradas totalmente por el la Autoridad Nacional Palestina, colocando así fuera de juego a la policía de Arafat, en un momento critico en el que este pretende reestructurar con la ayuda de la CIA los cuerpos de seguridad, colocando al frente a un ministro del Interior. Estas medidas de represalia se llevarán solo a termino si persisten los ataques palestinos, anunció ayer el Gobierno de Sharon.
En cualquier caso el Gobierno de Israel parece decidido a establecer un compás de espera, antes de apretar el acelerador de las represalias, y atender así el discurso del presidente de Estados Unidos George W., Bush, que deberá pronunciar en los próximos días desde Washington, donde anunciará las líneas generales de su política en el Proximo Oriente y en el que impondrá una solución para el conflicto israelo-palestino.
Presión sobre Bush
Se abría así ayer de esta manera un compás de espera, en el transcurso del cual el gobierno de Ariel Sharon pretende ganar tiempo para efectuar presiones cerca de la Casa Blanca e impedir que el presidente pueda imponerles una declaración del Estado de Palestina, aunque sea con carácter interino. En círculos políticos se aseguraba ayer que las presiones parecían ir surtiendo efecto y que Bush había decidido aplazar por uno días el polémico discurso.
La situación ha provocado el colapso del presidente Yasir Arafat, según reconocía ayer el periodista y nuevo ministro de Trabajo, Ghassan Jatib, quien aseguraba que la Autoridad Nacional Palestino había perdido la iniciativa y carecía de estrategia. En este callejón sin salida, se ha escuchado sin embargo poderosa la voz de medio centenar de intelectuales y políticos palestinos, que ayer firmaban desde las páginas del periódico Al Qods una proclama pidiendo el fin de los ataques suicidas contra Israel. 'No creemos que este tipo de ataques conduzcan al pueblo palestino a la libertad y a la independencia, al contrario', aseguraban en su proclama.
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