De pillo a pillo y la casa sin barrer
La presidenta de las Cortes Valencianas, Marcela Miró, cuida con esmero el programa de puertas abiertas de la institución con el fin de que los ciudadanos conozcan la casa -el Palau de Benicarló- y el trabajo de los señores diputados, sus representantes. Una buena pedagogía democrática que, posiblemente, no sea la más recomendable si persisten ciertos hábitos y se producen sucesos como el del jueves de esta semana, con el plante parlamentario del grupo socialista, que abandonó la Cámara indignado por el incorrecto modo en que a su entender se ha producido la comparecencia del consejero de Bienestar Social, Rafael Blasco, para dar cuenta de cuál es la política general de su departamento.
En la galería de invitados del hemiciclo, nutrida por unos pocos notables y un buen número de expectantes jubilados, no se entendía ese motín o anticipo de la huelga general protagonizado por las señorías socialistas haciendo mutis por el foro, y tampoco se hallaba una explicación plausible a la indiferencia, mala educación o cachondeo con que buena parte de los titulares del poder legislativo se aplicaban a la faena en estas sesiones. Quien no leía prensa, zascandileaba entre los escaños, estaba colgado del telefonillo o enredado en una tertulia mientras que alguien peroraba desde la tribuna. Razón tiene el presidente del Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga, cuando denuncia que el Parlamento al uso, aquí y acullá, todo sea dicho, 'está fuera del tiempo'. Al aludido respetable debió parecerles un circo.
Como es sabido, el número estelar del plenario parlamentario que glosamos, fue el referido plante de los diputados socialistas por considerar que se les había robado la cartera, digo la iniciativa, trastocando lo que era una interpelación en una comparecencia por vía de urgencia, lo que frustraba sus propios planteamientos y, sobre todo, otorgaba al consejero interpelado la ventaja de un tiempo ilimitado para argumentar su defensa. Quizá el PP no exhibiese el debido fair play, pero también resulta asombroso que los diputados socialistas no previesen este desenlace, que a la postre era tan legal -y sibilino- como la estrategia que ellos habían diseñado para prolongar hasta el próximo curso legislativo el cuestionamiento del sistema público de bienestar social. En fin, que entre pillos andaba el juego.
Podría afirmarse, como corolario, que el papel de las Cortes no ha sido muy airoso y que nos han hurtado un debate acerca del asunto reseñado. Pero sería pueril pensar que los socialistas se han sentido abocados al silencio y con ello se les ha despojado del memorial de cargos y acusaciones que habían preparado para poner a caldo la política de una consejería y al consejero mismo. De eso, nada. Tiempo les faltó para convocar una conferencia de prensa y poner de chupa dómine a sus adversarios, reputados de 'soberbios' y 'prepotentes', entre otras lindezas. Solos ante el altavoz mediático, desaprovecharon la ocasión de sacar a colación las insuficiencias, presuntas ilegalidades o corrupciones de la política cuestionada. No digamos de la oportunidad para exponer una alternativa social más ambiciosa y realista. ¿O no era éste el argumentario a desgranar de no haber abandonado el plenario? Pues no, porque de tenerlo ya lo habrían predicado urbi et orbi, sin demorarse en los dicterios y malicias propias del victimismo.
Nos tememos que debates de esta enjundia ya no van a ser posibles hasta la próxima legislatura. Después del verano primarán las urgencias electorales y los ánimos no estarán debidamente sosegados para abordar problemas tan decisivos como el modelo de gestión de las prestaciones sociales, el tratamiento de la drogadicción, la violencia contra las mujeres o la inmigración, por no citar otros capítulos asistenciales en los que las necesidades siempre desbordan los recursos y es perentorio inventar fórmulas novedosas. La lucha por el voto no se marida con la reflexión, sino con el simplismo y la demasía, incluso con la demagogia.
Y un aviso para navegantes. El tono de la confrontación dialéctica entre los partidos mayoritarios -PP y PSPV- sube por días su diapasón. Confiemos en que el estío mengüe los ímpetus, pues de otro modo el nuevo curso político será a pistola. Tingam trellat.
DESBARRAN Y NO PARAN
Queremos suponer que el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, no se habrá sentido molesto ni mortificado por las reacciones airadas que por estos pagos ha provocado su intervención en el Senado y acerca del valenciano como 'modalidad del catalán'. Con todo, hemos de puntualizarle que, aunque desbarran y no paran, cada día son menos y están más desarmados, si es que alguna vez blandieron razones. Para convencerse, basta comprobar la nómina de autores que publican en valenciano y la talla intelectual de quienes defienden su linaje lingüístico. Los demás, hacen bulla o insultan, incluso al diccionario de la RAE. Que ya son ganas.
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