Karzai asegura que 'la justicia es, de momento, un lujo en Afganistán'
'No quiero una república bananera, quiero un país de verdad', destacó ayer Hamid Karzai poco después de aceptar la presidencia de Afganistán ante la Loya Jirga (Gran Asamblea). Mucho más relajado y tranquilo que durante los días pasados, Karzai reconoció que los señores de la guerra aún continúan siendo una amenaza para su país, y subrayó que su prioridad es la paz. 'Después vendrá la justicia, pero de momento es un lujo'. Ahora tiene por delante 18 meses para organizar un proceso electoral democrático.
En la calle, la gente se mostraba satisfecha con la elección, sin que tampoco hubiera estallidos de júbilo. Dos décadas largas de guerra han dejado pocas ganas de celebraciones. 'Karzai nos ha dado independencia y nos permite mejorar nuestras vidas, a ver si ahora nos da también empleo, escuelas y hospitales', afirma Nefisa, una mujer que trabaja en una panadería. 'No importa quién sea el presidente', apunta su compañera Farida, 'sino que nos ayude a salir de la pobreza'.
El todavía jefe del Gobierno provisional reiteró su compromiso en la lucha contra el terrorismo y subrayó su voluntad de acabar con la corrupción. 'Sólo así podremos atraer las inversiones que necesitamos para sacar adelante el país', afirmó Karzai, que, siempre cuidadoso de los gestos, lucía el turbante de gala de los pastunes, el grupo étnico que hoy se siente más abandonado y al que pertenece. También aprovechó su comparecencia ante la prensa para solicitar más asistencia internacional. 'El nivel de ayuda recibido hasta ahora es mínimo en comparación con lo que se nos prometió', aseguró.
Karzai se comprometió a que el Gobierno de la Autoridad Transitoria sea representativo, y negó que las diferencias étnicas constituyan un problema: 'El afgano medio tiene un fuerte sentido de su identidad afgana, y eso es precisamente lo que ha mantenido unido al país durante estos años'. Sin embargo, las divisiones son muchas. Ayer varios delegados propusieron añadir el adjetivo 'islámica' a la nueva Administración. La moción fue aplaudida, pero más tarde el ministro de Planificación, Mohamed Mohaqeq, zanjó la cuestión: 'El nombre fue decidido en los Acuerdos de Bonn'.
Bajo la carpa de la Loya Jirga, el ambiente festivo que el jueves rodeó a la elección de Karzai se transformó ayer en clima de trabajo. Los delegados tuvieron la ocasión de entrar en los temas que les preocupan dejando atrás las cuestiones de procedimiento. Representantes de las provincias, de las mujeres, de los refugiados, de la Universidad y de los artistas fueron desgranando sus problemas ante la atención no sólo de los participantes, sino de gran parte de la población. En todas partes está encendida la radio, y donde hay un aparato de televisión la gente se arremolina. La mayoría está convencida de que en el campus del Politécnico de Kabul se está decidiendo su futuro.
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