La investigación en la Antártida gana el Príncipe de Asturias
Otorgado el galardón que premia la cooperación Internacional
La colaboración internacional representada por el Comité Científico para la Investigación de la Antártida (SCAR), órgano permanente del Tratado Antártico con sede en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), fue distinguida ayer con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. Se reconoce así el trabajo conjunto de 32 países para la investigación en el sexto continente.
La Antártida, según el jurado, está 'desmilitarizada' y constituye un territorio 'limpio ambientalmente y dedicado al estudio de la biosfera y al más profundo conocimiento de fenómenos climáticos'. La Antártida es, según la Fundación Príncipe de Asturias, un ejemplo de 'cooperación en bien de la comunidad internacional'.
El Tratado Antártico es, dice el acta, 'uno de los ejemplos más merecedores de universal reconocimiento en el campo de la cooperación internacional'. El tratado fue suscrito en 1958 por Reino Unido, Francia, Argentina, Chile, Australia, Noruega y Nueva Zelanda, y a él se han ido adhiriendo otras naciones (entre ellas España, que se integró en 1982), hasta llegar a 45 países, de los que 32 forman su comité científico.
El galardón, dotado con 50.000 euros y una escultura de Joan Miró, y que será entregado en octubre en Oviedo por el príncipe de Asturias, premia tanto el trabajo conjunto y solidario de la comunidad científica en la investigación del clima y de la biosfera como el compromiso internacional de eximir a ese espacio geográfico de cualquier conflicto armado o contencioso jurídico.
Como explica el jurado, el Tratado Antártico 'ha constituido un eficaz valladar contra el posible peligro de confrontación en torno a su territorio' porque 'está basado en la congelación indefinida de reclamaciones territoriales, en la desmilitarización del continente y en su dedicación exclusiva a la investigación científica continuada, responsable y enteramente transparente'.
La investigación científica internacional ha convertido a la Antártida, según dice el acta, en 'el gran puesto de vigilancia de presente y futuro del clima mundial'. El estudio de la biosfera, el comportamiento del clima, la evolución de la capa de ozono y el efecto invernadero son algunas de las tareas y proyectos que acometen en los veranos australes las distintas bases científicas.
España se unió al SCAR en 1987 y desarrolla en la Antártida un programa nacional de investigación. Los buques de investigación oceanográfica Hespérides y Las Palmas, y las bases antárticas Juan Carlos I y Gabriel de Castilla (esta última recibe el nombre del marino español a quien se atribuye haber avistado por vez primera, a principios del siglo XVII, el continente), y que están situadas respectivamente en las islas Livingston y Decepción, constituyen la estructura investigadora española.
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