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Entrevista:MANUEL VICENT | Escritor | 61ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID

'Mis obsesiones literarias están ya en mi primer libro'

Otros días, otros juegos (Alfaguara), que se acaba de publicar, es una especie de memorias literarias de Manuel Vicent (Villavieja, Castellón, 1936), un volumen que recopila tres novelas y que, al mismo tiempo, condensa su trayectoria vital y creadora. Ahí se encuentra Contra paraíso (1993), en torno a su infancia; está el tránsito de la niñez a la juventud en Tranvía a la Malvarrosa (1994), y Jardín de Villa Valeria, que refleja la madurez del autor, y también la de una España que despierta a la democracia, un relato que culmina con la llegada al poder de los socialistas.

Pregunta. ¿Por qué Contra paraíso es la que más le gusta?

Respuesta. Porque fue lo primero que escribí. Lo hice en catalán, por entregas, en una revista y despreocupado por el estilo. Sentía que escribía algo verdadero, sin artificio. Ahí están todas mis obsesiones literarias y estéticas. Está el primer contacto con la naturaleza, el descubrimiento del sexo, las primeras músicas, los primeros secretos, el misterio al investigar la ropa femenina, lo prohibido, el placer. Contiene una historia breve, una especie de peregrinación que acaba en un milagro, en los años cuarenta, con la aparición de la Virgen.

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P. Y Tranvía a la Malvarrosa sería un libro de iniciación.

R. Es el niño que se hace joven. En toda la literatura clásica, ese paso se realiza mediante un sacrificio, un acto heroico. En ésta se realiza mediante un viaje, que es el símbolo.

P. ¿Cómo ha conformado el Mediterráneo su visión del mundo?

R. Es para mí una pauta mental, un territorio y un estado de cosas. Cuando se plantea un problema moral, sentimental, una crisis que no sabes cómo resolver, parece que esa forma que siempre acaba y empieza, el mar, te resuelve todos los problemas.

P. ¿Y porqué se vino a Madrid?

R. Huyendo de Valencia. Allí todos mis amigos querían ser notarios, registradores... Me vine sin saber qué hacer. Era un esfuerzo enorme simular que hacía algo a la hora de dar el parte en mi casa. Hasta que un día un amigo se mató en una moto y empecé a escribir esa pequeña historia en Tranvía a la Malvarrosa.

P. Después vendría Jardín de Villa Valeria, el retrato de una generación de los años cuarenta y cincuenta. ¿Quienes son ahora esos progres?

R. No hay progres, ahora es el botellón. Bueno, sí, serían los chicos y chicas de las ONG que se van de misiones laicas. La visión de los jóvenes depende de dónde pongas la cámara. Si la pones en el botellón, parece que todos están borrachos como búfalos; si la pones en la sierra, ves jóvenes saludables, y si vas a una biblioteca, la encuentras llena de estudiantes.

P. De usted se conoce su animadversión hacia la fiesta de los toros. Pero, ¿qué opina de la sobredosis de fútbol?

R. Es lo más coherente que sale en la televisión: 22 personas en pantalón corto, todos multimillonarios, detrás de una pelota; despúes, un señor de negro, que será oficinista, que cobra 170.000 pesetas al mes, y que cuando toca el pito a un multimillonario le manda a la caseta y éste obedece. ¿Sabes qué fuerza tiene eso? Es un espectáculo maravilloso como sustituto de la guerra. Luego, hay cada vez más gente sentada y habrá que darle de comer visualmente. Y con la incorporación de las mujer hincha, hay también en el fútbol un erotismo terrible.

P. ¿Prepara otra novela?

R. Sí, saldrá en otoño y es una historia de amor a muerte.

Manuel Vicent.
Manuel Vicent.GORKA LEJARCEGI
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