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Entrevista:SANDRO VERONESI | Escritor | 61ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID | 61ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID

'A veces, la paranoia ilumina cosas que la razón no adivina'

Arquitecto de carrera y ex agitador de ideas en Tele +, Sandro Veronesi (Florencia, 1959) ha hecho de la literatura su vocación más fértil. Seix Barral acaba de editar La fuerza del pasado, su séptima novela (ganadora de los premios Viareggio y Campiello) y quizá la que mejor enseña su nervio narrativo, político, cómico y psicoanalítico. Cuenta la terrible historia de un escritor de libros infantiles de 40 años y tendencias paranoides, que se carga de razones al averiguar que su padre tuvo una doble vida: no fue el beato democristiano que conoció, sino un espía de la KGB. El engaño como metáfora de la Italia del último medio siglo.

Pregunta. ¿Así que el pasado oculto sigue haciendo estragos en Italia?

Respuesta. Vivimos con la culpa de una historia invisible, una especie de pecado original: las cosas pasaron de una forma pero se cuentan de otra. Es algo que no se ve pero que se siente. Como esas familias que tienen un abuelo que abusa de un nieto. Todos lo saben, pero nadie habla de ello. En este caso, ese pecado es que la democracia italiana ha sido una democracia enferma. Nos decían que era sana, pero estaba podrida. Nos decían que éramos europeos y avanzados, y resulta que éramos una república bananera: la policía delinquía, la CIA entraba donde quería, el Vaticano conspiraba, la Democracia Cristiana controló durante 50 años el consenso y el disenso con métodos fascistas, más sutiles pero igual de demagógicos, el PCI contribuía al caos dejándose financiar por la URSS... La Constitución y los derechos eran una coartada. Todos los partidos sucios, incluso los internacionales, se jugaban en Italia.

P. La novela traslada eso al terreno privado: padre-hijo, marido-mujer.

R. Una mentira tan grande como esa afecta necesariamente a la vida cotidiana. Si tu padre y tu madre no son fascistas, como crees, y resultan ser más comunistas que tú, ¿contra quién te rebelas? ¿contra quién luchas? ¿contra una cosa falsa? Mi generación no está estructurada para asumir la Historia con H mayúscula. Escapa de la política y se refugia en su vida privada. La generación anterior podía llegar a fingir con sus hijos, podían concebir que el nivel histórico determinara el privado. El protagonista olvida la historia de su padre muerto porque no está educado para eso. Hemos recibido una educación más estadounidense que italiana, horizontal, que no hace diferencias en nada. Así que trata de saber quién es él, quiénes son los que le rodean. No puedo hacerme cargo del mal de mi país, pero me hago cargo del mío. Visto que hay que sufrir, mejor sufrir por el presente, por la vida, por los pequeños parásitos que contaminan tu huerto. Si un mal así viniera de mi padre, yo no lo resistiría, pero me siento muy identificado con el protagonista.

P. ¿No tendrá usted un cadáver como ése en el armario?

R. Que yo sepa, no. Mi padre es ingeniero civil, aunque hace 20 años soñé que era un terrorista de ETA. Ése fue sin duda el disparo que originó la novela. La primera que hice, Per dove parte questo treno allegro, también trataba de un padre y un hijo. Pero no tenía intención alguna de metaforizar.

P. Ésta cambia a la mitad. Parece de espías y se convierte en otra cosa.

R. Algunos han criticado eso, parece que querían que fuera una novela de espías hasta el final. Pero mi apuesta era convertir una novela de espionaje en una novela existencial.

P. Llena de un humor grotesco, negro y paranoico.

R. El poder es completamente paranoico. El libre mercado, señores, no es una ideología, es una paranoia continua. Lo bueno de las paranoias es que producen humor, autocrítica y, finalmente, soluciones. Muchas veces, la paranoia ilumina zonas que la razón deja oscuras. Si estamos rodeados de paranoicos, mejor serlo todos y entendernos. Es dramático, pero es así. Mejor no engañarse.

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