Arte actual para un patio herreriano
Valladolid inaugura un museo con la colección del siglo XX español formada por 23 empresas
La imagen gráfica del patio herreriano, Museo de Arte Contemporáneo Español, en Valladolid (Jorge Guillén, 6, www.museopatioherreriano.org), es un paramento de hormigón blanco que se integra en la arquitectura de piedra del rehabilitado monasterio de San Benito. El arte contemporáneo español ocupa ocho salas del edificio construido desde el siglo XIV y tres en la obra nueva, identificada por el material. En la zona urbana van a convivir junto al nuevo museo la rehabilitación de la iglesia de San Agustín para el Archivo Municipal y el instituto Núñez de Arce, del arquitecto Miguel Fisac (1961).
El patio herreriano centra la atención de la reforma, conservado en su integridad, y distribuye las circulaciones en tres niveles hacia las salas de la colección y temporales, centro de documentación, biblioteca, almacenes, tienda, cafetería y otros servicios. El patio se considera una joya de arquitectura renacentista y clasicista, con un claustro proyectado por Juan de Ribero Rada en 1582, con influencias de Juan de Herrera y Palladio. La estatua de los Reyes, obra de los López, pensada para un parque público, es el único elemento que rompe el silencio y la escala.
Proyecto de ciudad
En la presentación a la prensa, el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva (PP), dijo que el museo es 'un proyecto de ciudad', al tener el respaldo de todos los grupos municipales. La intención de esta iniciativa, además de exponer la colección Arte Contemporáneo durante cinco años prorrogables, era recuperar el complejo arquitectónico, casi en ruinas. Juan Carlos Arnuncio, uno de los arquitectos del equipo, señala que se han guiado por la neutralidad y la contemporaneidad, así como 'poner en valor la ruina'. Salvo el patio, cerrado con acristalamiento, se superponen la piedra y el hormigón blanco, y el visitante descubre alguna ventana gótica al fondo de las piezas de arte. Hay dos espacios 'difíciles y emotivos' convertidos en salas, la capilla de los condes de Fuensaldaña y la sala abovedada de Gil de Hontañón.
La directora del museo, María Jesús Abad, ha seguido la formación de la colección Arte Contemporáneo desde 1987, a partir de una iniciativa de Julián Trincado para que empresas privadas compraran arte español del siglo XX como apoyo a los museos. En la actualidad, las 23 empresas que forman la asociación han reunido 850 obras de 160 autores, algunas vistas en exposiciones temporales o en la primera etapa del Museo Reina Sofía de Madrid.
'Es una colección artesanal', afirma el historiador Simón Marchán, de la comisión asesora junto con Antonio Bonet Correa y Valeriano Bozal, por el sentido de la caza de las piezas y su selección, 'con paciencia y frialdad', con nombres olvidados del arte español, que no ha podido llegar a los precios de Picasso, Miró y Juan Gris. El presidente de la colección, José Lladó, destaca la 'enorme coherencia' y su singularidad al rescatar las vanguardias históricas. 'La colección y el Ayuntamiento tienen vocación de servir a la sociedad. Por su depósito no hay ninguna contraprestación económica. No nos parecemos nada a la Thyssen'.
Las 11 salas del museo exponen unas 300 obras del total de 850 (293 pinturas y 121 esculturas, junto con un amplio fondo de Ángel Ferrant). Las obras no expuestas, sobre todo de los años ochenta y noventa, están en los almacenes, abiertos a los investigadores. La colección propone 'una revisión crítica de nuestra propia modernidad', según Simón Marchán, al recuperar nombres perdidos y la figura del escultor Ángel Ferrant como eje de la colección. En la distribución y el montaje han intervenido Juan Ariño, en el plan museográfico, Andrés Mengs y la comisión asesora. El recorrido comienza a finales de los años diez con el arte nuevo (Barradas, Torres-García, Togores), para seguir por el 'dibujo en el espacio' de Julio González, la materia (Millares), la abstracción (Guerrero, Esteban Vicente), las figuraciones (Arroyo, Equipo Crónica), el arte espacial (Schlosser), la pintura y los nuevos soportes (Barceló, Espaliú). La colección 'en proceso' seguirá con nuevas obras, renovación de salas, préstamos, y la dedicación de dos salas para exposiciones temporales, en colaboración con el Centro Pompidou.
Fiebre de centros culturales a la espera del público
Fue Miguel Ángel Cortés, entonces secretario de Estado de Cultura (y ahora de Cooperación), quien avisó a las autoridades municipales de Valladolid de la posibilidad de hacerse con la custodia y exposición de la Colección de Arte Contemporáneo. El proyecto ilusionó inmediatamente al Ayuntamiento, cuyo concejal de Cultura, Alberto Gutiérrez Alberca, se reunió con los responsables de la colección con los que plasmó un acuerdo de colaboración para instalar las más de 800 obras de arte del coleccionismo empresarial español en el monasterio de San Benito, en Valladolid que, inicialmente, iba a estar dedicado a dependencias municipales y museo histórico de la ciudad. Atrás quedaron las negociaciones con las comunidades de Andalucía y Madrid, el Ayuntamiento de Barcelona y la entidad Caja Duero, en Salamanca. Determinado el espacio y autorizada la inversión de más de 3.000 millones de pesetas (18 millones de euros), se ha llevado a cabo en los últimos tres años el desarrollo de un proyecto que, además, ha supuesto el saneamiento y recuperación de una zona de la ciudad muy abandonada. En los días previos a la inauguración oficial, miles de personas visitan el Museo de Arte Contemporáneo, un recinto que se ha ampliado en 11.000 metros cuadrados y que pone a Valladolid a la cabeza museística de la región. En este sentido, cabe destacar que la comunidad autónoma vive una auténtica fiebre por el arte contemporáneo. Al recién inaugurado centro de arte de Salamanca y al Museo Esteban Vicente de Segovia se suma el de Valladolid y el Museo de Arte Contemporáneo de León (MUSAC) que estará operativo dentro de tres años. Iniciativas similares se producirán en los próximos meses en Soria y Burgos, mientras que en Valladolid la Junta de Castilla y León invertirá en los próximos dos años más de 36 millones de euros en un gigantesco complejo de las artes que, diseñado por Ricardo Bofill, contará con salas de exposiciones, uno de los auditorios más grandes de España y un centro de arte dramático. La pregunta ahora es la que se hacía un conocido escritor vallisoletano: '¿habrá público suficiente para tanto después de tantos años de tan poco?'.
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