El drama de dos inmigrantes
Un 'sin papeles' y su compañera embarazada amenazan con quemarse a lo bonzo para recobrar sus pasaportes
Bilbao fue escenario ayer de un capítulo más del drama de la inmigración. Los paseantes no podían dar crédito a lo que veían a media mañana ante la sede del Ayuntamiento. Una pareja de veinteañeros subida sobre el techo de un coche aparcado en la acera se rociaba con un líquido. Cualquiera que se acercó pudo olerlo. Era gasolina.De repente, el drama que casi siempre conlleva la inmigración se hacia visible de manera brutal en el centro de la ciudad. Liliana, embarazada de cinco meses, y Gabriel, dos jóvenes sin papeles rumanos, amenazaban con quemarse a lo bonzo allí mismo, bajo un sol cegador, si en una hora la policía no les devolvía sus pasaportes.
No se inmolaron porque recuperaron los documentos tras una hora cuajada de de llamadas y gestiones. Avisados, el presidente en Euskadi de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Javier Calparsoro, y varios de sus colaboradores acudieron a toda prisa a mediar.
Gabriel es un músico ambulante que tocaba la trompeta en las calles para sobrevivir en Bilbao, adonde llegó hace unos meses. Su compañera, Lili para sus conocidos, se le sumó después. Calparsoro relató, zanjada la tensa situación, los trazos gruesos de su historia.
La Brigada de Extranjería del Cuerpo Nacional de Policía les había abierto sendos expedientes de expulsión y les requisó los pasaportes después de sorprenderles tocando en la calle, según ellos mismos contaron. El presidente de CEAR, abogado, explicó que la ley permite la retirada preventiva del pasaporte durante la tramitación de la expulsión. Lo que prohíbe es la expulsión de una mujer embarazada. Calparsoro alabó 'la buena disposición y la voluntad de la policía', uno de cuyos mandos acudió velozmente con los pasaportes al Ayuntamiento. 'Ambos han recibido garantías de que no serán expulsados del país, vamos a recurrir la expulsión y a continuar las gestiones para que obtengan permisos de trabajo', aseguró Calparsoro una vez la pareja había sido trasladada al Hospital de Basurto, donde fueron sometidos a un reconocimiento médico.
El improvisado mediador subrayó que, para colmo, a Gabriel le robaron recientemente su trompeta. Aún tienen el coche, en cuyo interior durmen cada noche. CEAR tiene previsto trasladarles lo antes posible a uno de sus pisos de acogida.
El abogado de oficio que asiste a la pareja también se presentó inmediatamente. Y un antiguo jefe de Gabriel, para el que trabajó en un grupo musical de Barakaldo. Recuperados sus pasaportes, desistieron de prenderse fuego pero, como recalcó Calparsoro, 'la ciudadanía debe tomar conciencia de la tragedia de la inmigración' porque 'éste no es el final del drama'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.