Un estudio español constata que el polen urbano es más alergénico que el del campo
Los alérgicos no tienen por qué evitar las salidas al medio rural, según los autores
El polen de la ciudad es más alergénico que el del campo ya que posee mayor concentración de proteínas totales y de alérgeno principal (la proteína que tiene más capacidad de producir esta afección), según se desprende de un estudio dirigido por la doctora Alicia Armentia, del hospital Río Hortega de Valladolid, sobre una de las gramíneas más frecuentes de España, el Lolium perenne. Para esta especialista, el paciente polínico que vive en la ciudad no debe evitar las salidas al campo por temor a una mayor gravedad de los síntomas alérgicos.
Los pólenes contienen proteínas alergénicas y cuanto mayor es la concentración de estas sustancias más alergia causan. Las proteínas más alergénicas, no sólo del polen sino de todos los vegetales en general, suelen ser las de defensa, unas proteínas muy específicas que desencadenan la respuesta inmune. 'Cuando un vegetal es atacado por algún contaminante físico, químico o biológico como la contaminación, la sequía o los parásitos, se estimula la síntesis de proteínas de defensa', dice Armentia.
'Era extraño que la mayor parte de los pacientes del hospital procediera de la ciudad en lugar del campo, donde existe una mayor exposición al alérgeno, y se valoró la hipótesis de que en el caso del polen urbano, el hecho de sufrir una mayor agresión podría ocasionar la síntesis de más proteínas de defensa que en el polen del medio rural. Esto justificaría el mayor número de polínicos en las ciudades. Los resultados han confirmado dicha hipótesis y demuestran mayor alergenicidad en el polen de la ciudad a través de dos vías: una in vivo, probando extractos de pólenes rurales y urbanos directamente sobre el paciente, y otra in vitro, en la que se mide la concentración de proteínas del extracto del polen y de su alérgeno mayor, el Lol p5', agrega la especialista.
Para realizar la investigación se recolectó polen de la ciudad de Valladolid y de distintas áreas rurales próximas a esta ciudad en el máximo periodo de polinización durante dos años, en mayo de 1999 y mayo de 2000. Se realizaron los extractos y se midió la prueba cutánea y los anticuerpos específicos en 40 pacientes, 20 de la ciudad y 20 del campo. Tanto en los enfermos procedentes de la ciudad como en los del campo, la reacción fue dos veces mayor cuando se les aplicó el polen urbano.
El segundo procedimiento midió la capacidad alergénica de las proteínas mediante la separación de las mismas. Los resultados analizan el peso molecular de cada una de las proteínas del Lolium y además se detectó el alérgeno principal o Lol p5, de 35 kilodaltons de peso molecular. Los datos revelan que las muestras recogidas en las zonas urbanas tienen el doble de Lol p5 que las muestras de las zonas rurales. Los resultados preliminares de este trabajo se publicaron en la revista Allergy a finales de 2001 y los definitivos están pendientes de publicación en Allergologia et Immunopathologia.
Síntomas en cualquier época
Aunque las mayores concentraciones y el mayor número de reacciones aparecen en mayo y junio, la alergia puede surgir en cualquier estación del año, dependiendo de la vegetación y de la zona. En parte se debe a la presencia en las ciudades de árboles como el plátano de sombra o los setos de arizónica. 'Desde enero hasta principios de marzo, en toda la Península se liberan pólenes de las cupresáceas, alergia que ha empezado a tratarse hace unos años. Sus pólenes son muy agresivos y sensibilizantes y se caracteriza porque en este grupo de polínicos los síntomas no aparecen en primavera. El polen del plátano se libera en marzo y abril y produce una sintomatología muy intensa llegando a ocasionar problemas de tipo asmático', dice Antonio Peláez, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Imnunología Clínica. En las zonas del interior destacan las gramíneas, que liberan su polen a finales de abril o principios de mayo. Son la primera causa de polinosis en España y Europa, y sus pólenes se superponen con los del olivo, que se concentran desde febrero hasta julio. En la costa, el polen de la parietaria aparece desde marzo hasta noviembre. 'Otros pólenes menos frecuentes los liberan las chenopodáceas, que se encuentran en las zonas del interior, Aragón y Extremadura y suelen afectar durante el mes de agosto y septiembre', concluye Peláez.
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