Carlos Fuentes traza su recorrido vital, intelectual y literario a través de 41 voces

Carlos Fuentes (Panamá, 1928) presentó ayer en Madrid En esto creo (Seix Barral), un ideario vital, intelectual, estético y literario, un libro de múltiples géneros, a decir del autor, que lo escribió por encargo de la editorial francesa Grasset. Fuentes ha seleccionado 41 voces -Amistad, Belleza, Buñuel, Dios, Kafka, Novela, Tiempo, Yo...-, a través de las cuales habla de literatura, política, pensamiento y también del Yo, la Libertad o la Muerte; de su esposa, Silvia, y de su familia, especialmente de su hijo muerto, Carlos Fuentes Lemus, a quien dedica el libro.

'Recuerdo como uno de los privilegios de mi vida las horas pasadas con Buñuel'

'Nos plazca o no, la ciudad policultural ya está aquí, con nosotros'

'En esto creo participa de muchos géneros. Uno de ellos puede ser la confesión, pero creo que tiene mucho de retórica, en el sentido de debate con los demás, y también mucho de poética, de debate conmigo mismo', afirmó ayer Carlos Fuentes, que hoy participará en el jurado del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que se falla en Salamanca, y que mañana será investido doctor honoris causa, junto al crítico literario y pensador George Steiner, en la universidad salmantina.

Amistad -'las épocas de la vida se van midiendo por los grados de afinidad íntima que mantenemos a lo largo de nuestras edades'- y Amor -'si el amor es ese río que fluye y mantiene la vida, ello no significa que el amor y sus atributos más preciados excluyan lo que parecería negarlo: el mal'- son las voces que dan comienzo a la nueva obra del escritor mexicano, que continúa con Balzac ('junto con Cervantes y Faulkner es el novelista que más me ha influido'), Belleza y Buñuel -'hombre cálido, amigo incomparable, dueño de un humor único, recuerdo con intenso cariño, y como uno de los privilegios de mi vida, las horas pasadas al lado de Buñuel, en México, en París, en Venecia, descubriendo esa forma esencial de la amistad que es saber estar juntos sin decir palabra, pensando y asimilando lo dicho antes de volver a decir'-. Buñuel y su 'secreta religiosidad' le permiten a Fuentes, que dedica una de las voces a Dios, adentrarse en el mundo de lo espiritual, para afirmar, como dijo ayer, que su interés se centra en 'la búsqueda de Dios, en su cuestionamiento, en el debate externo a la divinidad'.

El director editorial de Seix Barral, Adolfo García Ortega, acompañó por la mañana a Carlos Fuentes en la presentación a la prensa de su libro. Por la tarde, en el auditorio Winterthur, tuvo lugar la presentación pública, en la que también intervinieron Joaquín Estefanía, Emilio Lledó e Ignacio Padilla.

'Fuentes traza un mapa de su itinerario, un ideario vital e intelectual, en un libro plural que combina alegrías, vivencias y dolores con reflexiones de gran profundidad', destacó García Ortega, que definió En esto creo como una autobiografía 'selecta', 'no alejada de la realidad y la actualidad'. Fuentes anunció que prepara un libro sobre artes plásticas y otro sobre cine, declaró que nunca ha descreído de la literatura, que no descarta escribir sus memorias dentro de unos años, al filo de los 80, y no eludió temas de actualidad, como el 11-S: 'No creo que la enorme desigualdad existente en el mundo sea la razón inmediata, pero sí creo, como el ex presidente Clinton y el presidente Cardoso, que es la causa subyacente'; y también el conflicto de Oriente Próximo: 'Es necesario crear dos Estados independientes con fronteras separadas y divididas por una franja militar internacional, pero esto depende en gran medida de Estados Unidos y su política exterior'.

Carlos Fuentes habló también ayer de globalización, uno de los capítulos de En esto creo. Para el autor de Instinto de Inez (Alfaguara), no vivimos el primer proceso de este tipo (puso como ejemplos anteriores el descubrimiento de América o la revolución industrial, que 'trajeron muchas consecuencias negativas pero al tiempo permitieron la creación de una legalidad del derecho de gentes'), pero en este momento 'carece de una nueva legalidad'. 'Tenemos globalización pero sin legalidad, y eso es grave, hay que crear una legalidad' que sea capaz de frenar la circulación meramente especulativa del capital. 'Vivimos en un mundo en el que las cosas circulan libremente pero las personas no', sentenció Fuentes, que auguró que las migraciones serán un tema central en el siglo XXI.

'El tema final del siglo XX se prolonga ya en el XXI y se llama globalización', escribe Fuentes. 'Y yo digo ahora que la globalización es el nombre de un sistema de poder. Y, como el Espíritu Santo, no tiene fronteras. Pero como el monte Everest, está allí'. La misión del conjunto social consiste, para el autor, 'en reanimar los valores del trabajo, la salud, la educación y el ahorro: devolverle su centralidad al capital humano'. También dedica Fuentes otra de sus voces a la Xenofobia -'Asistimos al renacimiento de fascismos, exclusiones y pogromos, antisemitismo, antiislamismo, antilatinoamericanismo, todas ellas formas violentas de la xenofobia, el odio o la hostilidad no sólo hacia los extranjeros, sino, con mayor amplitud, hacia lo diferente'. Para el escritor, que reclama una 'migración global instantánea' y pone como ejemplo de predicción al respecto Paisajes después de la batalla, de Juan Goytisolo, 'una de las grandes novelas de la lengua española del siglo XX', 'una cultura aislada pronto perece'. 'Nos plazca o no, la ciudad policultural ya está aquí, con nosotros', escribe.

Carlos Fuentes dedica también una buena parte de En esto creo a sus vivencias personales, y a su familia. A su esposa, Silvia Lemus. -'Es la galaxia misma. Ella lo contiene todo. La belleza. El placer erótico, pero también el simple placer de estar juntos'-, y a sus tres hijos: Cecilia, Natasha y, sobre todo, Carlos, pintor y escritor, fallecido en 1999, a los 25 años, a causa de la hemofilia que padecía desde niño y a quien dedica el libro. 'Enemiga y, más que enemiga, rival, cuando nos arrebata a un ser amado. Qué injusta, qué maldita, qué cabrona es la muerte que no nos mata a nosotros, sino a los que amamos. Sin embargo, esa muerte enemiga es la que podemos vencer', escribe Fuentes.