El Pepito Grillo de la socialdemocracia

Oskar Lafontaine, ex ministro de Finanzas alemán, ha vuelto a saltar a la palestra, y lo ha hecho en el peor momento posible para su Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), cuyas posibilidades de salir airosos de las elecciones del 22 de septiembre disminuyen día a día (los últimos sondeos ya sólo otorgan un 33% a los socialdemócratas, frente al 40% de los conservadores). La rabia crece. La política requiere de principios, se llama el nuevo libro del otrora poderoso político, publicado la semana pasada en Alemania. En el libro, Lafontaine acusa al Gobierno del canciller Gerhard Schröder de ser 'más papista que el Papa en su creencia en los dogmas neoliberales' y de acoger a 'arribistas y renegados' entre sus filas. La obra, comprensiblemente, ha sentado mal en el SPD.

'Los Gobiernos reformistas con frecuencia fracasan por los arribistas y renegados entre sus filas. El arribista se solaza en el favor de los poderosos, mientras que el renegado adopta la creencia de sus adversarios y la defiende con ahínco. Después del viraje neoliberal del Gobierno de Schröder, en 1999, se volvió a introducir la vieja redistribución de la riqueza de abajo hacia arriba. Los electores no lo entendieron', se lee en uno de los apartados más duros del libro. Tras un detallado análisis de las reformas fiscales impulsadas por su sucesor al frente del Ministerio de Finanzas, Hans Eichel (quien eliminó la fiscalización de las ventas de participaciones para sociedades de capital, y redujo sustancialmente el impuesto sobre las sociedades), Lafontaine concluye que 'las empresas nunca habían sido tan generosamente tratadas por un Gobierno alemán'.

Así, imposible ganar las elecciones, según el estratega socialdemócrata. El intento de hacerse con los votos del llamado centro político es inútil para el antiguo ministro de Finanzas: 'La demostrada arbitrariedad y falta de orientación conducen a una improvisación en la que ya nadie sabe en qué dirección avanzar'. Lafontaine, quien, como presidente del SPD, forjó junto a Schröder la victoria electoral de 1998, renunció a todos sus cargos políticos en marzo de 1999, medio año después de llegar al poder. Desde entonces, se dedica a la vida familiar, una columna semanal en el diario popular Bild y ocasionales intervenciones en congresos antiglobalización.

En el libro, Lafontaine arremete contra el Pacto de Estabilidad europeo y el 'fetiche de la independencia de los bancos centrales' y vuelve a defender propuestas que durante su permanencia al frente del Ministerio de Finanzas desataron una amplia polémica: la regulación de los tipos de cambio entre el dólar, el euro y el yen y la introducción de un impuesto sobre los flujos de capital especulativos.

El próximo domingo, el SPD celebrará en Berlín un decisivo congreso electoral en el que Schröder tendrá que presentar alguna receta convincente para revertir el viento en contra de los sondeos. En este contexto, las voces disonantes no son bienvenidas.