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Francia se opone al cierre del centro de refugiados del canal de la Mancha sin lograr una 'solución duradera'

Los días del centro de refugiados de Sangatte parecen contados. El nuevo ministro francés del Interior, Nicolas Sarkozy, de visita sobre el terreno, reconoció ayer que cerrarlo 'es un objetivo'; pero el problema necesita una 'solución duradera', y esto 'sólo puede resolverse con una nueva política europea en materia de asilo'. El 17 de junio, al día siguiente de las elecciones legislativas, Sarkozy se reunirá con su homólogo británico, cuando esté claro si el actual Gobierno francés ha logrado la mayoría suficiente.

La Cruz Roja gestiona el refugio instalado en siete pabellones ennegrecidos, usados en su día como hangares para la obra del túnel bajo el canal de la Mancha. Cada noche, la estrecha carretera departamental 243 se convierte en una fila de sombras que recorren a pie los tres kilómetros que separan Sangatte de la embocadura del Eurotúnel, con la esperanza de saltar sobre alguna de las plataformas ferroviarias, cuando se ponen en marcha hacia el Reino Unido. Se estima en 40.000 las personas que han pasado así desde la apertura del centro, en 1999.

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Con refugio o sin él, los clandestinos seguirán en la zona. Habid, un afgano de 24 años, resume la situación: 'Llevo pagados 6.000 dólares (6.480 euros). Tengo que pasar como sea'. Sangatte es un crisol de contradicciones: la policía francesa detiene hasta a 300 refugiados por noche, pero se limita a devolverles al campo y esperar a que la rueda comience otra vez. A raíz de la última trifulca interna, que produjo 19 heridos, seis adultos indocumentados han sido condenados a penas de entre seis y nueve meses de prisión.

'Lo que hay que preguntarse es por qué están aquí', reflexiona el ministro Sarkozy, consciente de que tiene un hueso duro de roer. Nadie duda de que las mafias de transporte de personas alimentan el centro de Sangatte, pero las autoridades francesas se han preguntado siempre por qué el Reino Unido es un imán para tantas personas. Bajo el gobierno de izquierdas, París no se ha atrevido a devolver a sus países a gentes que se dicen procedentes de zonas tan conflictivas como Kurdistán, Irán o Afganistán; si la derecha gana las legislativas, adoptará una política menos permisiva.

La terminal del Eurotúnel se asemeja a una base militar, con sus 30 kilómetros de verjas, alambres electrificadas y cámaras de rayos infrarrojos. Aun así, hay agujeros de seguridad que provocan interrupciones del tráfico ferroviario cada dos por tres. En un día claro, los acantilados de la costa británica se contemplan a simple vista desde allí. El brazo de mar, sólo un poco más ancho que el de Gibraltar, se asemeja a una autopista marítima por la que circula una embarcación cada ocho segundos y bajo la cual pasan los trenes. Auténticas ilusiones para los desesperados de Sangatte como lo son las costas de Cádiz o las de Canarias para los norteafricanos.

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