El Reina Sofía presenta a Isamu Neguchi como un artista total
El montaje de Robert Wilson de esculturas y diseños propone una visita con los sentidos
Las lámparas Akari, de papel, bambú y metal, figuran en la exposición dedicada a Isamu Noguchi (Los Ángeles, 1904-Nueva York, 1988) y su diseño escultórico, inaugurada ayer en el Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid (Santa Isabel, 52). El montaje, del director teatral Robert Wilson, presenta, en un recorrido a través de los sentidos, a un creador total, con 80 obras de un artista que fue escultor, escenógrafo, paisajista, arquitecto y diseñador.
La primera antológica de Isamu Noguchi en Europa está organizada por el Museo de Diseño Vitra, de Weil am Rhein (Alemania) en colaboración con la Fundación Isamu Noguchi, de Nueva York. Llega a Madrid, donde permanecerá hasta el 26 de agosto, tras su paso por el Museo del Diseño de Londres y el Museo Vitra, y después recorrerá París, Berlón, Rotterdam y otras ciudades europeas antes de saltar a Latinoamérica y Japón.
En total se exponen 80 obras de diferentes etapas, entre esculturas, diseños de lámparas y mesas, escenografías y proyectos paisajísticos. Sobre el autor del jardín japonés de la sede de la Unesco en París, se presentan maquetas de su monumento a Benjamin Franklin, de 1933, y una escultura en una plaza de Detroit, de 1979, y fotografías del puente de hormigón en el parque de la Paz de Hiroshima, de 1951, en una colaboración con el arquitecto japonés Kenzo Tange. En la presentación de ayer, el director del Museo Vitra, Alexander von Vegesack, elogió el montaje que se había realizado a partir del proyecto original del director y escenógrafo Robert Wilson. Señaló que su museo está interesado en los artistas que trabajan en varias disciplinas, como es el caso de Noguchi, que además lo hace 'con la misma calidad'.
Espíritu visionario
El director del Reina Sofía, Juan Manuel Bonet, dijo que era 'una exposición para los sentidos', al presentar 'el espíritu visionario de un artista total'. En su opinión, Noguchi, un norteamericano con raíces japonesas, es un artista central en el arte del siglo XX, que funde las expresiones de Occidente y Oriente, la abstracción geométrica y lo orgánico, como ocurrió también con Calder y Miró en el París de los años treinta. Noguchi fue en París, en 1927, ayudante del escultor Brancusi, del que tomó la 'voluntad de pureza', junto con otras influencias de la pintura china y la cerámica japonesa. 'Noguchi fue el artista que desde el campo del arte más hizo por la vida cotidiana, en el diseño de los años cuarenta y cincuenta en Estados Unidos'. Noguchi solía decir que 'el artista completo es el que se empeña en buscar las más lejanas implicaciones de su arte y para este fin no existen fronteras estrictas entre géneros artísticos; las únicas limitaciones esenciales están en el propio artista, en su fuerza, inspiración y capacidad'.
La exposición no tiene cartelas explicativas de cada obra, para que en el recorrido predominen los sentidos, como es la intención del proyecto de Robert Wilson, que ha sido adaptado por María Fraile y Javier Revillo en las amplias salas de la planta baja del museo. 'Quiere ser una experiencia sensorial y directa', declara Patricia Molins, coordinadora de la exposición.Un folleto de mano, además de un catálogo en inglés, permite seguir los distintos espacios, con los dibujos de cada pieza.
Una primera superficie de grava advierte al visitante de las diferencias con un montaje habitual. Los conceptos estéticos de Noguchi se conocen a través de los sentidos, al diseñar Wilson una primera sala oscura, con escenografías y vídeos de Martha Graham, con la que trabajó durante 30 años; una luminosa, con lámparas (sus conocidos modelos Akari de papel y bambú), muebles y objetos, para seguir por la sala de agua (se ha sustituido por piedras), como un jardín japonés, y una sala aérea, con diferentes objetos. La instalación se completa con vídeos, como las actuaciones de Martha Graham, donde aparecen esculturas y objetos sobre el escenario que también están en la muestra, y la realización de las lámparas Akari, siguiendo una tradición japonesa, que al artista conoció y convirtió en esculturas luminosas.
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