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Reportaje:

Un retorno a los sentidos

Un programa aumenta la calidad de vida de los discapacitados a través de la estimulación sensorial

Pedro se aferra a un tubo de plástico iluminado por el que asciende una hilera continua de burbujas. Es prácticamente ciego, por lo que apenas percibe los destellos que desprende el cilindro. Lo que le atrae es la vibración que produce el aire ascendiendo a través del agua en contacto con su cuerpo. Acerca la mejilla y los brazos. 'Hay días que se quita los calcetines y acaricia los pies para notar las burbujas', apunta Deni, la fisioterapeuta de la sala de estimulación multisensorial de la residencia L'Almara, gestionada por el Instituto Valenciano de Atención a los Discapacitados (Ivadis), que depende de la Consejería de Bienestar Social. Junto a Pedro, se encuentra Roberto, tumbado sobre una cama de agua ambientada a unos 32 grados de temperatura. De fondo, un proyector ilumina la habitación con una luz cálida, y una música relajante acompaña la sesión. Roberto es hemipléjico y espástico, es decir, presenta una rigidez que le impide extender los miembros si no es por los cuidados de Deni.

Los problemas que padecen parte de los internos les impiden la comunicación verbal
Una característica de este sistema es el control que se tiene de los estímulos

Recostado sobre el colchón, la especialista le administra masajes con esencias de hierbas aromáticas, lo que unido a las vibraciones que provocan los altavoces situados bajo la cama, la propia música y la luz de ambiente, permite romper la rigidez de sus miembros y disfrutar de cierta relajación muscular. Aunque lo que de verdad le apasiona a Roberto es abrazar los filamentos de fibra óptica con los que se suele cubrir y observarlos mientras cambian de un color a otro.

Carmen Garre aún recuerda el recelo con el que Roberto acogió la sala de relajación. No paraba de gritar y se negaba a entrar en esta habitación llena de tantos instrumentos extraños y centelleantes. Nada que ver con la placidez con que ahora las recibe.

Los dos internos de esta residencia de discapacitados psíquicos moderados y severos participan junto al resto del medio centenar de residentes en un proyecto destinado a despertar los sentidos de estas personas. 'Nos planteamos ofrecer algo distinto a las personas con dificultades de comunicación', apunta Jorge Peña, director gerente del instituto valenciano.

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Muchos de ellos cuentan con importantes problemas de relación con su entorno, por lo que en la residencia, situada en la localidad valenciana de Burjassot, pensaron poner en marcha un proyecto a modo de primer paso antes de exportarlo al resto de residencias de la red de Bienestar Social. Los problemas neurofisiológicos que padecen gran parte de los internos les impiden desarrollar una comunicación verbal, de ahí que optaran por afrontar esta situación y tratar de estimular los sentidos de los internos. El director del instituto destaca la alta implicación de los trabajadores del centro, que se volcaron en la búsqueda de información y en el desarrollo del proyecto que vio la luz hace algo más de medio año.

En este proceso se toparon con el término snoezelen, (contracción en lengua holandesa de las palabras olfatear y dormir), que se emplea para referirse a una técnica de estimulación sensorial en la que en una habitación vacía se sitúan objetos emisores de estímulos de todo tipo destinados a despertar la atención de los pacientes. Y adaptaron este sistema al centro, habilitando una sala para poner en marcha esta nueva técnica.

La actividad que se desarrolla en la sala, por turnos de 45 minutos, está destinada a que los internos sean conscientes de que tienen sentidos y a aumentar la calidad de vida de las personas con este tipo de discapacidades.

Una importante característica de este sistema es el control que se tiene de los estímulos. Se pueden alterar los filtros del proyector y cambiar los colores de la habitación -de forma similar a como se ambientan las discotecas o las salas de fiestas-, la música, los olores, etcétera. Así, se provocarán sensaciones agradables o desagradables, depende de lo que se busque, dirigidas a despertar reacciones en los residentes ante los estímulos que reciben, así como la curiosidad de los tratados con este sistema por la búsqueda de sensaciones. Pero también se contribuye a fomentar la socialización o permitir una exploración segura del medio en el que se encuentran a personas con problemas de movilidad o conductas agresivas.

La estancia habilitada en esta residencia es un primer paso, que se podría ampliar a otros campos. Sus responsables piensan ya en introducir nuevas sensaciones como los olores, a través de la técnica de la aromaterapia, la mezcla de sabores a través de líquidos con esencias, o trabajar el gusto y el tacto mediante distintas texturas: gelatinosas, terrosas, consistentes... Antes, se realizará una evaluación completa de la experiencia, el paso previo a la extensión del programa al resto de centros vinculados al Instituto Valenciano de Atención a los Discapacitados.

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