Patios ecológicos

'El que se come una lechuga plantada y criada por él mismo cree que es lo más sabroso que han probado en su vida'. El director del colegio Virgen de Linarejos, Juan Vargas, ha visto a alumnos que no cambiarían por nada del mundo la fruta o la hortaliza que ellos mismos han cuidado. A los que les pasa esto es a los alumnos de entre 5 y 12 años que en 15 colegios públicos de Linares participan en el proyecto de huertos ecológicos promovido por la Concejalía de Medio Ambiente del ayuntamiento de la localidad.

En estos centros han habilitado un espacio dentro de los patios para que los estudiantes aprendan a cultivar y cuiden de sus propios alimentos. Es una iniciativa que ha surgido este curso y que tiene vocación de mantenerse en el futuro para que los estudiantes aprendan año a año cómo surgen de la tierra los alimentos que ellos consumen en sus casas. El centro que dirige Juan Vargas ha destinado 150 metros cuadrados a huerto, un 'cuadradito pequeño' del que saldrán pepinos y tomates cuidados por los propios estudiantes. 'Ver crecer las plantas es algo que a los estudiantes les agrada mucho', advierte. Lo que para gente de su generación era algo prácticamente habitual, ver como de la tierra crecen los alimentos, para las nuevas generaciones es algo casi 'mágico'.

El proyecto está coordinado por el biólogo Juan Ignacio Rodríguez. Lo que se persigue es introducir a los niños de forma práctica en el concepto de biodiversidad y acercarles a la agricultura ecológica. Lo que ellos producen está exento de cualquier tratamiento químico. Y, por añadido, aprenden que las frutas o las hortalizas 'no se crían en los estantes de los grandes almacenes'. El coste ha sido de tan sólo 60.000 euros, según las previsiones iniciales, y eso teniendo en cuenta que lo que encarece el precio es la instalación de un sistema de riego por goteo 'para que también tengan en cuenta que hay que ahorrar agua'.

El grueso presupuesto se va en la instalación de un vallado de los huertos para separarlos de la zona de juego de los patios escolares. El resto se usa en la compra de algunas semillas y el resto de presupuesto que aún se desconoce es el de las horas que serán necesarias por parte de los dos jardineros municipales que hacen que la tierra de un colegio se convierta en apta para ser cultivada. Del resto se encargan los estudiantes y los profesores. Para poder guiarse en la desconocida profesión de agricultor a cada centro escolar se les ha entregado un cuaderno de campo, eminentemente práctico. Las dudas o los problemas se resuelven por parte de técnicos de la concejalía de Medio Ambiente, que ha recibido una subvención de la Junta para desarrollar la idea. 'No se trata de dárselo todo hecho, sino de que vayan aprendiendo poco a poco', destaca el biólogo municipal.

Durante los meses de verano se pedirá la colaboración de los porteros de los centros escolares para que puedan atender los pequeños huertos cuando no hay alumnos en los colegios. De esta forma quedará completo el ciclo de atención a los cultivos y los alumnos que ahora con cinco años empiezan a cuidar las plantas cuando salgan de los centros dentro de otros seis años tendrán ya una idea completa, aunque básica, de las tareas agrícolas.