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Reportaje:

La deuda aumenta mientras baja el déficit

La financiación de operaciones fuera de presupuesto y los elevados vencimientos conducen a mayores emisiones

La disminución del déficit de caja del Estado en los últimos años no ha permitido reducir el volumen de deuda pública en circulación. La financiación de operaciones fuera de presupuesto, sobre todo en infraestructuras, explica parte de este contrasentido. En 2002 se emitirá más deuda de la que se amortiza debido a que el menor crecimiento económico aumentará las necesidades presupuestarias y a los elevados vencimientos en enero de 2003.

El Gobierno del PP ha utilizado cada vez más la técnica de financiar gastos con deuda, lo que le ha permitido lucir un déficit de caja menor

A falta de ingresos suficientes para cubrir los gastos, el Estado tiene que acudir al mercado en busca de financiación. A medida que se reduce el déficit, la captación del ahorro de los particulares debería, a primera vista, descender. No ha sido así en los últimos años. El agujero financiero del Estado se ha ido cerrando y la deuda pública en circulación se ha ampliado. La ecuación no funciona, aunque tampoco debe hacerlo necesariamente.

Los datos del año 2001 sitúan la deuda del Estado en circulación en 292.575 millones de euros a finales de marzo de este año. Esta cifra supone un aumento del 33% en los últimos siete años, desde que gobierna el PP. El déficit de caja del Estado se ha reducido en este periodo a 2.884,2 millones de euros, un 84% menos que la cifra con que el PP se encontró al ganar las elecciones de 1996.

Los diferentes calendarios de vencimiento de deuda hacen que los ritmos entre déficit y deuda no tengan por qué coincidir. El déficit se ventila mes a mes cuando el Estado tiene que pagar, por ejemplo, las pensiones o los intereses de la deuda, al tiempo que recauda los impuestos. La deuda viene marcada por unos plazos de vencimiento a los que hay que hacer frente, de forma bastante irregular en el tiempo.

Este año, por ejemplo, habrá una concentración importante de vencimientos en el mes de julio (12.700 millones de euros) y todavía mayor en enero de 2003 (17.600 millones de euros). Ésta es una de las razones que llevarán al Tesoro a aumentar las emisiones netas de deuda durante 2002. Este año se reclamarán del mercado 64.000 millones de euros y se amortizarán 57.200. La deuda neta se situará así en 6.800 millones, por encima de los 2.500 millones de 2001.

Menos déficit

Este empeoramiento se produce pese a que las necesidades de financiación del déficit son relativamente bajas. El saldo negativo a cubrir se sitúa en 3.762 millones de pesetas, mientras que las necesidades nuevas de financiación -los 6.800 millones de euros- suponen casi el doble y las emisiones alcanzan los 64.000 millones de euros. Una razón está en los elevados vencimientos de deuda a mediados de este año y principios del próximo, que requieren dotar la cuenta en el Banco de España.

Como suele ocurrir, el pasado año las previsiones no se cumplieron del todo. Las emisiones brutas se presupuestaron en 61.800 millones de euros y el año se cerró en 64.400. La desviación se produjo a pesar de que el déficit de caja en 2000 fue muy inferior a lo previsto (2.430 millones de euros frente a 6.172). La razón fue que durante el pasado año el Tesoro decidió continuar con la política de recomprar deuda pública para su cancelación anticipada. En los últimos cinco años, los canjes de bonos del Estado han ascendido a cerca de 38.500 millones de euros, lo que equivale al 12,5% del total de deuda pública en circulación en la actualidad.

La otra causa del aumento de la deuda pública en circulación se encuentra en las cada vez mayores cargas que la Administración central ha sacado del presupuesto y ha derivado hacia organismos periféricos. Estas partidas se financian sobre todo con deuda pública y no con los ingresos que entran en la caja, sobre todo, vía impuestos. Para 2002, la cantidad a financiar por esta vía (la denominada 'variación neta de activos financieros') se ha presupuestado en 4.710 millones de euros.

Fuera de presupuesto

La cifra hay que tomarla también con cierta cautela después de lo sucedido el pasado año. En 2001 se presupuestaron unas necesidades financieras netas de 5.847 millones de euros y el resultado se elevó a 14.568 millones, más del doble. La razón es que el pasado año aumentó un 29% la participación del Estado en el capital de empresas y sociedades públicas y privadas; los préstamos se han multiplicado por nueve; se ha triplicado la dotación destinada a financiar proyectos de innovación tecnológica; han aumentado un 35% las aportaciones al Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), etcétera.

El Gobierno del PP ha utilizado esta técnica de financiar gastos con deuda cada vez con más profusión, lo que le ha permitido lucir unas cifras de déficit de caja cada vez mejores, aunque no sin baches. La ventaja es que se aplaza, por ejemplo, el pago de inversiones tan cuantiosas como las actuales del AVE hasta la frontera francesa. El resultado es que esos gastos hay que pagarlos igual, aunque con intereses. Y la diferencia, aprovechada por el Ministerio de Hacienda, es que los tipos de interés no han dejado de caer en los últimos años.

Aquí tampoco la traslación es automática. Una caída del precio oficial del dinero tarda bastante en llegar a los bolsillos de los clientes de los bancos, y mucho más a las arcas del Estado. Pero, al cabo de los años, el recorte se ha notado bastante. Por término medio, el interés que paga el Tesoro público por la deuda en circulación ascendía al 5,45% en marzo de este año, frente al 9,56% que le costaba al erario público el dinero captado del mercado en el año 1995.

También ha bajado el peso de los intereses de la deuda en el conjunto de gastos, pese a que el volumen de títulos en circulación ha crecido. El pasado año, 14,2 de cada 100 pesetas gastadas por el Estado vía presupuesto de caja tuvieron que destinarse a afrontar el pago de los intereses de la deuda. Esa relación era de 17,5 pesetas de cada 100 en el año 1995.

Elvira Rodríguez, secretaria de Estado de Presupuestos.
Elvira Rodríguez, secretaria de Estado de Presupuestos.EPA

El aval de los mercados internacionales

Que la deuda pública haya aumentado en los últimos años tiene una importancia relativa. Lo relevante es si su crecimiento es mayor o menor que el del conjunto de la economía. Si fuera mayor, implicaría que el Estado se endeuda por encima de lo que le permite la riqueza que genera el conjunto de la economía. No ha sido así en los últimos años en España. Considerada la deuda del conjunto de las administraciones públicas (Estado, Seguridad Social, comunidades autónomas y ayuntamientos), el porcentaje sobre el PIB se situó el pasado año en el 57,2%, según datos del Banco de España, frente al 60,4% de un año antes y al 63,9% de 1995. Si se viaja más atrás en el tiempo, la deuda estaba en el 44% en 1990. Pero era un espejismo porque tres años más tarde afloraron gastos billonarios no contabilizados en el Inem y la Seguridad Social que se financiaron posteriormente con deuda. La posición española con respecto a la media europea es también positiva. Frente al 57,2% de España, la media de deuda pública sobre PIB se situó en el 69,1% en la zona euro en 2001. En EE UU, el nivel se encontraba en el 57,6%, y en el 132% en el caso extremo de Japón. La percepción en los mercados financieros internacionales sobre la situación de la deuda española es igualmente buena. El diferencial con el bono alemán (o prima de riesgo por invertir en valores españoles) ha pasado de 445 puntos básicos en el año 1995 a 30 puntos básicos en 2001. Recientemente, la agencia Moody's ha otorgado a la deuda del Reino de España la máxima calificación (Aaa).

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