Un plan para borrar Ramala del mapa
Los habitantes de la ciudad creen que los soldados israelíes tenían órdenes de destruir sistemáticamente la capital cisjordana
'Durante la invasión de Ramala había un plan israelí oculto. La destrucción y el saqueo fueron mayores que en otros sitios'. El Gobierno palestino cree que el verdadero objetivo de las tropas israelíes, que el 29 de marzo en el marco de la Operación Muro Defensivo invadieron Ramala, no era la captura de combatientes, como se dijo, sino la aniquilación de la estructura administrativa. 'Fue una acción premeditada para destruir ocho años de esfuerzo', explica Ahmed Soboj, director general del Ministerio palestino de Planificación y Coordinación Internacional.
La destrucción en organismos públicos y en las calles fue sistemática. Puertas, ventanas, cañerías, tendido eléctrico, aceras, pavimento, semáforos, transformadores de electricidad, muebles, obras de arte, automóviles, equipos informáticos y viviendas enteras sufrieron el pillaje israelí, según relatan los palestinos. Por ello, las autoridades están escondiendo en lugares secretos archivos informáticos con la documentación indispensable para el funcionamiento de la Administración en previsión de la respuesta del Gobierno de Sharon al último atentado. La misma medida se adoptó antes de la invasión.
Inmediatamente después de que el Ejército se retirara de la mayor parte de Ramala el 20 de abril, sus habitantes comenzaron a tratar de restañar los daños sufridos por la capital administrativa palestina, los más graves desde que hace 35 años, durante la Guerra de los Seis Días, las tropas israelíes ocuparan Cisjordania. En las aceras se podían ver numerosas cuadrillas de obreros tratando de restaurar el pavimento reventado por los carros de combate. En los cruces, equipos de técnicos trataban de volver a levantar los semáforos derribados. A pesar de los esfuerzos, el asfalto era impracticable a causa de los baches y las rodaduras en la avenida principal que lleva desde el control de Calandia hasta el centro de la ciudad, vía por la que penetraron los blindados israelíes.
'Desde el comienzo de la invasión hemos estado en contacto con el Banco Mundial, la UE y Noruega, y ellos mismos se han repartido las zonas de la reconstrucción de Cisjordania', señala Soboj, quien se encargó de coordinar a los sectores público y privado para evaluar los daños. 'Las pérdidas directas se elevan a unos 500 millones de dólares (unos 545 millones de euros) y las indirectas -disminución de la actividad económica- a una cantidad similar'. Para Soboj de nada sirve la reconstrucción 'si no obtenemos garantías de que no volverá a suceder una destrucción sistemática'.
'Al menos medio millar de edificios privados y públicos, incluyendo varias escuelas y dos hospitales, por no mencionar la infraestructura básica, fueron gravemente dañados', explica un ingeniero del Ministerio palestino de Obras Públicas. La destrucción de viviendas fue enorme debido a la técnica empleada por el Ejército para perseguir a los combatientes palestinos. 'Llegaban a una casa y le decían al dueño que sabían que allí se habían ocultado los terroristas', relata una residente. 'Tiene dos opciones', decían los militares, 'o logra usted que salgan o es mejor que saque a su familia de allí porque vamos a volar la casa'. En otras ocasiones, los carros de combate hicieron fuego sobre las viviendas desde las que recibían disparos de guerrilleros palestinos que se habían introducido en ellas a pesar de la opinión contraria de sus dueños. La reparación de las líneas telefónicas corre a cargo de la Compañía de Telecomunicaciones Palestina, que prácticamente opera en régimen de monopolio y cuyos responsables estiman que reparar de manera precaria lo dañado costará unos 32.000 dólares (cerca de 35.000 euros).
Cada uno hace lo que puede para borrar los restos de la guerra. Muchos tapan los agujeros de bala que hay en sus casas. Sin embargo, muchos materiales tienen que llegar de Jerusalén y el Ejército bloquea el paso a las mercancías. 'Lo peor no son los daños materiales, eso se arregla con dinero', subraya Soboj. 'Lo peor es que Sharon ha llevado a su pueblo a la guerra con la promesa de la seguridad y no la va a tener, y ha terminado con las esperanzas de muchos palestinos de poder vivir en paz con los israelíes'.
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