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Aznar y Bush refuerzan su pacto antiterrorista

Los dos dirigentes estrechan relaciones en Camp David en aras de conseguir 'la paz mundial'

La declaración de amistad que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, brindó el viernes a los periodistas mientras recibía al invitado español en su residencia campestre de Camp Davis, corresponde al entusiasmo pro americano desplegado apenas dos horas antes por José María Aznar ante los estudiantes de la Universidad John Hopkins, en Washington, donde aseguró: 'La relación trasatlántica es la más importante porque es el sustento esencial de todo aquello que más estimamos, de aquello por lo que vivimos, la libertad, la democracia, la dignidad del hombre, en suma. Esa dignidad que, trece años antes que la Revolución Francesa, ya fue exquisitamente formulada en estas tierras al incluir entre los derechos del hombre el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad'.

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Consecuencia de ese clima y del deseo del presidente español de alcanzar una relación privilegiada con Washington, plasmado en la declaración de voluntad de potenciar sus contactos firmada por ambas partes en enero, ha sido esta invitación al escenario de los encuentros del líder norteamericano con sus aliados más estrechos y que se produce apenas cinco meses después de la última visita oficial que José María Aznar giró a Estados Unidos.

Cuatro horas a solas

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Aznar y Bush conversaron a solas el viernes durante cuatro horas y cenaron -cangrejo, ternera, pastel de cereza y pera, y helado, con vino de California- junto a sus respectivas esposas en la cabaña denominada Laurel, acompañados de sólo cuatro asesores. El español se llevó a su consejero de política internacional, Ramón Gil Casares, y al secretario general de la Presidencia y especialista en el País Vasco, José Antonio Zarzalejos. Bush invitó, en cambio, a dos mujeres: la consejera nacional de seguridad, Condoleezza Rice, y a su asesora, Karen Hughe. El presidente norteamericano se refirió Ana Botella como 'la primera dama de España'.

Ayer, a las nueve de la mañana, se incorporaron al desayuno de trabajo el vicepresidente Dick Cheney y el secretario de Estado, Colin Powell, así como el número dos del Ministerio de Exteriores español, Miquel Nadal, en sustitución del ministro Josep Piqué, quien regresó el viernes a España por motivos familiares.

La cooperación antiterrorista fue el primer tema de la agenda, aunque sobre él poco más puede decirse ya, después de que Bush, que agradeció ayer a su huésped los esfuerzos en la lucha contra Al Qaeda -más de 20 personas supuestamente relacionadas con la organización de Osama Bin Laden han sido detenidos en España desde el 11-S-, afirmara públicamente el miércoles que su teléfono está siempre abierto para el presidente español y que está dispuesto a ayudar a José María Aznar frente a la organización terrorista ETA 'en todo lo que pida'.

El presidente español destacó como resultados más importantes de la cooperación los logrados en el terreno confidencial de la información y la inclusión de 21 individuos y varias organizaciones radicales vascas en las listas antiterroristas de Estados Unidos.

Bush quiso, sin embargo, implicar a Aznar en los grandes problemas internacionales, y especialmente en las negociaciones de reducción de armamento con Rusia, que van bien, según dijo a la prensa, pero necesitan un empuje.

El presidente de Estados Unidos destacó que José María Aznar verá a Vladímir Putin el 28 de mayo en Moscú, con ocasión de la cumbre Rusia-Unión Europea, al día siguiente de que la OTAN sancione en Roma una nueva asociación estratégica con el antiguo enemigo y poco después de que el propio Bush visite la capital rusa.

Otro tema obligado de la agenda era el conflicto de Oriente Próximo y la disposición española a servir de sede de la conferencia de paz convocada para el próximo mes de junio. En relación con América Latina, según fuentes diplomáticas españolas, los dos estuvieron de acuerdo en seguir trabajando por la normalización democrática en Venezuela, por el logro de la paz en Colombia y porque las reformas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) se lleven a cabo en Argentina.

Aznar explicó la posición española sobre el Sáhara a Bush, que se ha decantado abiertamente por las tesis de Marruecos, incluida la reciente conversación que mantuvo en Valencia con el presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika. Según fuentes españolas, el presidente norteamericano se limitó a escuchar cómo su invitado argumentaba que ninguna solución será válida si una de las partes no la acepta. A petición del norteamericano, José María Aznar expuso también a Bush que hay perspectivas de lograra un acuerdo con el Reino Unido para compartir la soberanía sobre Gibraltar, sin que España renuncie a la soberanía plena.

José María Aznar y George W. Bush, a la llegada del primero a la residencia de Camp David.
José María Aznar y George W. Bush, a la llegada del primero a la residencia de Camp David.ASSOCIATED PRESS

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