_
_
_
_
AVANCE DE LA ULTRADERECHA

Más de un millón de franceses se echan a la calle contra Le Pen

La izquierda y los sindicatos acusan a la derecha de no participar en las manifestaciones

El pueblo francés bajó ayer masivamente a las calles de las principales ciudades de Francia, en defensa de la República y contra la extrema derecha. La movilización llenó las calles de 70 ciudades y culminó en una marcha de casi medio millón de personas en París, que hubo de recorrer los cuatro kilómetros que separan las plazas de la República y de La Nación por dos bulevares separados, ante la imposibilidad de que uno de ellos diera cabida al gentío. Al final de la tarde se contabilizaban 1,3 millones de manifestantes, una cifra muy importante para Francia.

El cortejo de París era plural en todo: en edades, en orígenes y en sensibilidades políticas
'En mayo, haz lo que te disgusta: vota a Chirac el domingo', se leía en una pancarta
Más información
¿Por qué suben los ultras en Europa?
El temible ideario de un viejo fascista
Francia vota hoy al candidato sin nombre
Miles de franceses salen a la calle para celebrar el triunfo de la democracia
Dossier:: Elecciones presidenciales en Francia
Protagonistas:: Jean-Marie Le Pen
Le Pen congrega a sólo 30.000 fieles frente a las marchas del Primero de Mayo
Francia está a la cola de Europa, dice el líder ultraderechista
Chirac prepara un 'Gobierno electoral' para conseguir la mayoría en las legislativas de junio
Una Francia partida en tres

Un alto funcionario policial asegura que habría que remontarse a Mayo del 68 o a las manifestaciones a favor por la escuela privada de 1984 para encontrar una movilización equiparable en París, que se añade a los 51.000 manifestantes contabilizados en Grenoble -el récord histórico de esta ciudad-, otras 50.000 en Lyón, 40.000 en Burdeos, 30.000 en Marsella, 30.000 en Nantes o 50.000 en Toulouse, la ciudad en que los aires de Bella Ciao y de ¡Ay, Carmela! introdujeron evocaciones revolucionarias y cantos partisanos.

El pueblo apretujado, sudoroso, se sacudió el miedo con el recurso a la rica imaginería popular. Muchos menos gritos y ruido que en España, pero mucha más exhibición de carteles y pancartas producto del bricolaje, con textos que atacaban en todos los tonos al Frente Nacional de Le Pen: desde el clásico 'F como fascista, N como nazis', hasta letreros pintados sobre grandes banderas de Francia -'guardemos todos nuestros colores'- y pancartas que enlazaban a Le Pen con Pinochet.

Todo ello dejó bien claro el sentido político de un Primero de Mayo celebrado a cuatro días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, con una ultraderecha crecida en las urnas aunque más encogida en la calle; lo contrario de lo que la ha sucedido a la izquierda, capaz de manifestarse masivamente, pero que vota menos. En todo caso, un Primero de Mayo muy distinto al del año pasado, celebrado en los mismos escenarios con unos pocos millares de participantes.

Tras una gran pancarta 'por el progreso social y para cerrar el paso a la extrema derecha', los líderes sindicales abrían la marcha en París. Bernard Thibault, secretario general de la Confederación General del Trabajo -la central sindical más numerosa- llama a votar a Chirac el domingo próximo 'para que el presidente, una vez elegido de la manera más masiva posible, se muestre particularmente vigilante respecto a las decisiones económicas y sociales'. José Bové, conocido líder antiglobalización, pide también el voto favorable a Chirac con el más exigente objetivo de que Le Pen 'se quede con el 0% de los votos'.

El cortejo de París era plural en todo: en edades, en orígenes y en sensibilidades políticas. Martine Aubry, alcaldesa de Lille y ex ministra de Empleo y Solidaridad, negaba que la marcha fuera sólo una psicoterapia: 'Es una fuerte defensa de la República y de la Francia múltiple, del rechazo del odio y de la intolerancia', en medio de pancartas que invitaban al pueblo de izquierda a que se trague el sapo de votar a Chirac el domingo, con textos como: 'En mayo, haz lo que te disgusta'.

La derecha parlamentaria, que espera beneficiarse de toda esta movilización con la reelección masiva de Chirac, se negó a solidarizarse con las marchas. Algunos de sus portavoces insistieron en que lo importante es que el primer ministro, Lionel Jospin, el gran derrotado del 21 de abril, haga un llamamiento más vibrante a favor del voto al presidente, el domingo próximo. La réplica del nuevo líder socialista, François Hollande, no se hizo esperar: en medio de la manifestación, echó de menos la presencia de la derecha y se mostró muy orgulloso de 'ver a tantos franceses, y entre ellos tantos jóvenes, en la calle y por la democracia'. El líder de Los Verdes, Noël Mamère; el de los comunistas, Robert Hue, y los trostkistas Olivier Besancenot y Arlette Laguiller desfilaron también en el cortejo parisiense, detrás de los sindicatos.

Horas antes de la gran marcha sindical y política, un grupo de unas 3.000 personas se reunió junto al puente del Carrusel, en el Sena, para rendir homenaje a Brahim Bouarran. Este joven de origen marroquí murió ahogado en el río, el 1 de mayo de 1995, tras ser arrojado al agua por cuatro cabezas rapadas en el momento en que pasaba la manifestación del Frente Nacional.

'Sabemos que los electores del Frente Nacional no son todos unos asesinos, pero deben darse cuenta de que las ideas de su líder son las que impulsan a matar', afirmó Mouloud Aounit, presidente del Movimiento contra el Racismo. Ataviado con la banda tricolor que acredita su condición, el alcalde de París, Bertrand Delanoë, recalcó el mismo concepto: 'Hay ideas y palabras que matan'. Los que decían esto podían escuchar, de fondo, los gritos de 'Le Pen, presidente' lanzados por la manifestación de la extrema derecha, que coincidieron a la misma hora, sin llegar a encontrarse. La explanada del Museo del Louvre, clausurada por la policía, sirvió de fuerza de interposición entre esos dos trozos de Francia.

La extrema derecha y la izquierda no chocaron en ningún momento durante las manifestaciones de ayer. Toda la demostración de fuerza de la izquierda discurrió en un ambiente festivo e hizo un amplio contrapeso al desfile del Frente Nacional, realizado horas antes, sin que al final de la jornada se hubiera registrado incidente alguno de importancia. Unas 25 personas fueron detenidas 'a título preventivo' en las estaciones de ferrocarril o lugares no directamente relacionados con las manifestaciones, según informó la Prefectura de Policía, siete de ellas de extrema derecha.

Unos 3.500 gendarmes y policías organizaron dispositivos de separación de manifestaciones, y el control general de la operación se efectuó a través del uso sistemático de 330 cámaras en la vía publica. La 'jornada de alto riesgo' que preveían las autoridades no confirmó, en definitiva, los malos augurios, según la información recogida hasta primeras horas de la noche.

Manifestación del Primero de Mayo en la plaza de la Bastilla de París. En el cartel se lee: 'No al Frente del Odio'.
Manifestación del Primero de Mayo en la plaza de la Bastilla de París. En el cartel se lee: 'No al Frente del Odio'.DANIEL MORDZINSKI

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_