'España actúa en Argentina más como madrastra que como madre patria'
Serrat ha hecho un paréntesis en la grabación de su nuevo disco para convertirse en protagonista de la 28ª edición de la Feria del Libro de Buenos Aires. Esta vez no ha venido a Argentina a cantar, sino a compartir angustias con sus amigos. En los distintos actos en que ha participado, los argentinos han expresado la devoción que profesan por el Nano.
Desde su primer aterrizaje en América Latina en 1969, ha venido a Argentina en circunstancias muy distintas, 'en épocas de esplendor y de miseria, de libertad, y en momentos de terror'. Ha visto de todo en este continente maltratado, pero esta vez ha sentido algo distinto. 'Hay un síndrome. Cuando llegué sentía un malestar que no podía describir. Una amiga me dijo: eso es que ya estás en Argentina. Todos tenemos el mismo mal, todos tenemos ese dolor en la boca del estómago. Veo un ambiente de calma chicha que es muy preocupante'.
'Me preocupa que aparezca un salvapatrias como en el pasado'
La conversación transcurre en una habitación de hotel, desde la que se domina la plaza San Martín, y allí Serrat no duda un instante en afirmar: 'He venido en todos los momentos y seguiré viniendo como se pueda'.
Pregunta. ¿Cuál ha sido su participación en la Feria del Libro de Buenos Aires?
Respuesta. Me hicieron el honor de invitarme a la sesión inaugural, a mí, que no soy un escritor. Estuve con Roberto Fontanarrosa, gran amigo mío y escritor espléndido, aunque es más conocido como dibujante y humorista. Hicimos una presentación muy heterodoxa, muy lejos de un tono académico. Explicamos cómo llegamos a la lectura a partir de los tebeos. Fue sobre todo un homenaje a los tebeos y a la literatura de la colección Cadete y a toda una serie de cosas que nos llevaron a descubrir que la literatura es una compañera extraordinaria y una fuerza interactiva que no sólo te ayuda a mover el cerebro, sino a disparar también las sensaciones. He dado una charla sobre la poesía musicalizada, participé en una lectura colectiva del Martín Fierro y tuve un diálogo abierto con Carlos Ulanovsky.
P. ¿Qué siente después de una semana en Argentina?
R. He encontrado un país muy desesperanzado, muy desorientado. Hay mucha gente que está por debajo del umbral de la pobreza, más del 50% del Gran Buenos Aires, es decir, como en cualquier país africano. Además de un problema económico este país tiene un grave problema moral, de ética. El tejido social está descompuesto, no existe. Es el sálvese quien pueda, o toma el dinero y corre. La enseñanza se ha deteriorado muchísimo. Es una situación difícil y de difícil salida, porque las propuestas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del capital sólo pasan por el dinero. Aunque tuvieran razón, sería una barbaridad.
P. ¿Cómo ha visto a la gente?
R. Tienen la idea de irse desde hace años. Sobre todo los jóvenes que no encuentran salida. Y en el exterior no es tan fácil encontrar estas salidas. Es doloroso ver las colas frente a los consulados. Parece que sólo hay colas, para sacar un peso del banco, para obtener un visado para ir a Europa, delante de un cajero automático que no da dinero. Durante muchos años he oído a los portavoces del pensamiento único atacar a otros países porque la gente hacía cola para todo. Bueno, pues en los países en los que ahora mandan ellos hay exactamente lo mismo que criticaban: colas, degradación moral, corrupción.
P. ¿Y sus amigos? ¿Hay esperanza o han tirado la toalla?
R. Ahora no se sabe qué puede pasar. Temo que esto sea un terreno abonado para personajes tenebrosos que a lo largo de la historia han arruinado al país y lo han hecho a base de aniquilar a la gente. Una de los motivos de que las cosas estén como están en Argentina es que este país tuvo hace 25 años unos criminales que asesinaron a 30.000 jóvenes que ahora ocuparían algún puesto dirigente, y echaron a cientos de miles, a la flor y nata.
P. ¿Cómo se vive desde España lo que ocurre en Argentina?
R. Desde España se vive según el interés de la gente. Creo que en general hay lo que ha habido siempre, una distancia de 10.000 kilómetros que hace que las cosas estén muy lejos. Puede que se vea como algo más próximo que Zimbabue, pero hasta hace muy poco la información que se recibía era escasa. América era un conjunto de lugares folclóricos y bananeros. Ahora en España la gente siente lo que ocurre en Argentina y lo mira con pena. El Gobierno lo ve de la misma manera que lo ven los bancos, es decir, de la mano del FMI. No me siento orgulloso de que los representantes de la madre patria parezcan más de la madrastra patria.
P. ¿Tiene ganas de cantar en Argentina?
R. Me apetecería quedarme más días. Sí tengo ganas de volver, y me gustaría hacerlo sabiendo que las posibilidades de recuperación existen. Que la comunidad internacional ayude de alguna manera a que esto sea posible, y no sólo en Argentina, sino en muchos países de América Latina que padecen una situación similar. Que el mundo entienda que aquí o nos salvamos todos o llegará un momento en que no se salvará nadie. Merece la pena hacer un esfuerzo y que la sociedad argentina reaccione ante esta cultura que ya explicaba Santos Discépolo en sus tangos cuando decía 'el que no llora no mama y el que no afana es un gil', y entienda que una sociedad crece cuando lo hace colectivamente.
P. ¿Le inspira la situación argentina para escribir alguna canción?
R. Son tantas cosas las que ocurren que me sería difícil. Supongo que hay pinceladas de lo que ocurre en todo lo que estoy escribiendo en estos momentos, pero no un tema definido. Es una historia tan compleja que no he sido capaz de simplificarla en una canción.
P. ¿Qué le pide la gente?
R. Me preguntan cuándo vendré a cantar. Cuando les digo que no será hasta enero algunos me dicen: bueno así tendremos más tiempo para ahorrar.
P. ¿La situación Argentina le recuerda algo del pasado?
R. Me preocupa que aparezca un salvapatrias como los que han hecho tanto daño en el pasado. Y me preocupa lo que ocurre cada día, que se muera un anciano en la cola de un banco mientras espera cobrar la jubilación. No es un melodrama de Ruanda, pero aquí hay colegiales que pasan hambre, y en el norte de Argentina hay desnutrición y niños sin dientes.
Babelia
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