LOS FRANCISCANOS EVACUAN UN CADÁVER DE BELÉN
Los disparos de un francotirador ante la basílica de Belén bloquean el diálogo
Los representantes palestinos en las negociaciones para poner fin al asedio de la basílica de la Natividad en Belén se mostraron ayer indignados ante la actitud de los militares israelíes, quienes por un lado negocian y por otro han dado órdenes de disparar sobre todo objetivo que se ponga a tiro en la Natividad. A mediodía, cuando parecía inminente la salida de 14 civiles palestinos del templo, los negociadores palestinos anunciaron que no volverían a dialogar si no cesaban los disparos sobre el complejo religioso. El parón en las negociaciones parece obedecer también al compás de espera que se vive sobre el asedio a Yasir Arafat en Ramala.
A primera hora de la mañana, un palestino resultó muerto en el claustro de la iglesia al ser alcanzado por un francotirador israelí. Los militares israelíes aseguraron que estaba armado y disparando cuando murió, aunque más tarde modificaron su versión y señalaron simplemente que el fallecido empuñaba un Kaláshnikov.
Fuentes palestinas confirmaron que el miliciano muerto, de 28 años, pertenecía a las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, el brazo armado del partido político de Yasir Arafat, y que probablemente estaba en la lista inicial de 30 combatientes palestinos reclamados por Israel. Se trata del segundo palestino muerto en menos de 24 horas en la basílica. El pasado domingo, otro combatiente recibió disparos de un francotirador israelí y falleció varias horas más tarde. Los militares permitieron que los monjes franciscanos sacaran en una camilla el cadáver del palestino, que fue evacuado del lugar a bordo de un vehículo militar.
53 personas liberadas
Según informó el ministro de Defensa israelí, Benjamín Ben Eliezer, ya han salido 53 personas de la iglesia de la Natividad desde que comenzó el asedio el pasado 2 de abril. Alrededor del complejo religioso se encuentra desplegada, entre otras, la unidad de élite del Ejército israelí Yamam, especializada en liberar rehenes, infiltrarse en organizaciones terroristas y en tareas especiales en la vigilancia de fronteras.
Mientras, la situación de la población civil en Belén es desesperada. Las escasas ocasiones en que se levanta el toque de queda es aprovechado por los vecinos para comprar los pocos víveres que llegan hasta los comercios, pero la escasez es tal que hay varias organizaciones humanitarias que están repartiendo ayuda alimenticia. Muchos servicios esenciales de la localidad están paralizados y no han podido ser reparados los destrozos en conducciones de agua y electricidad causados por los combates. Los problemas sanitarios se multiplican. '¿Cuántas personas cree que mueren en circunstancias normales en una población de miles de habitantes en tres semanas?', señaló Salim Degaulle, jefe de salud pública de Belén. 'Pues bien, muchos de esos cadáveres no han podido ser sacados de las casas'. La alcaldía de la ciudad estima que harán falta por los menos dos años para reconstruir lo destruido.
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