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Columna
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¿Vagos?

El futuro del llamado Plan de Empleo Rural (PER), lógicamente, debe ser el de su desaparición. Cuando ya no haga falta. No antes. Algunos siguen manteniendo que el PER es una manera de pagar a gente vaga que no quiere trabajar, que está quedando en evidencia con la llegada de inmigrantes, que hacen el trabajo que ellos nos quieren hacer, en los lugares a los que ellos no se quieren desplazar.

Lo malo es que esa forma de verlo y la interpretación política de las supuestas consecuencias de voto que ese subsidio ha tenido en Andalucía han recorrido toda España y desde cualquier sitio han surgido voces insultando a los jornaleros andaluces.

No puede ser el PER una prestación para siempre, todo lo que queda por hacer para conseguir que la gente se gane el pan ejerciendo su derecho al trabajo hay que hacerlo, porque quienes cobran el PER, no es que vivan sin hacer nada, es que no disfrutan del derecho constitucional al trabajo. Conviene reparar en ese pequeño e injusto detalle.

Y por cierto, para todos los que han propagado históricamente la escasa capacidad de trabajo de los andaluces, su tendencia a preferir vivir con menos a vivir trabajando, ahí está el estudio de Coyuntura Laboral del Ministerio de Trabajo del año 2001, un estudio revelador y que destruye absolutamente la imagen del andaluz vago e indolente. Según ese estudio, del Ministerio de Trabajo, conviene insistir en la fuente, los trabajadores andaluces son los que más horas trabajan de España, tienen menos horas de vacaciones, menos días festivos y, por si eso fuera poco, registran uno de los índices más bajos de absentismo laboral de España.

Y los que no trabajan es porque no pueden, no porque no quieren. Para eso es para los que hacen falta el PER y otros subsidios que, por cierto, son inventos muy recientes que junto con otras conquistas sociales hicieron realidad el Estado de Bienestar al que llegamos tarde y estamos en camino de acabar pronto.

Solo hace falta que el Gobierno insista.

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