Farmacéuticos versus universidad
Ante el 'ataque' doctrinal, académico, electoral o vaya a usted a saber, se ha desencadenado un gran debate en el Colegio de Farmacéuticos de Alicante (yo le llamaría Colegio de Boticarios, pues los farmacéuticos sin oficina de farmacia nada tienen que hacer, y a las pruebas me referiría si hay dúplica) acerca de la incoherencia del plan de estudios de Farmacia en la Universidad Miguel Hernández y la 'necesidad' de sustituir la formación de los alumnos.
Vuelvo a decir que no hay función sin doña Tarasca. Yo esperaba que la gran aportación del Colegio de Farmacéuticos a la universidad fuera la necesidad de dividir la carrera de Farmacia en dos: una de 5 o 6 años para farmacéuticos (laboratorios, investigadores, Fir, docentes,....) y otra de tres para boticarios, o sea, oficinas de farmacia. Y eso constituiría el gran debate sobre la supuesta incoherencia del plan de estudios universitario de Farmacia en la Miguel Hernández. Pero lo que no esperaba es que se planteara en la institución ilicitana (espero que el pueblo de Elche empiece a enfadarse sobre ataques sin sentido hacia su institución) la necesidad de sustituir la formación de los alumnos y, menos aún, la idea de que los alumnos tendrán problemas de trabajo (esto empieza a sonarme a todo un ataque de carácter general a la magnífica UMH y sus campus de Elche, Orihuela, Altea y San Juan). Cuando habla el Colegio de Farmacéuticos (COF) de problemas de trabajo, ¿se referirá al de abrir, o mejor aún, el de no poder abrir una oficina de farmacia? Ahí les daría toda la razón. ¿Quién concedía las oficinas de farmacia antes de la Ley de Ordenación Farmacéutica de la Comunidad Valenciana, y quién después? ¿Se han aprobado los baremos de méritos para la adjudicación de las autorizaciones?
En cuanto al aspecto académico, he de decir que la estructura de los créditos del actual plan de estudios de la Facultad de Farmacia en el campus de San Juan ( señor alcalde y miembro del Consejo, supongo que usted también tiene algo que decir, acerca de si nos quedamos sin 'San Juan , Ciudad Universitaria') y la distribución por distritos universitarios es la siguiente:
Alcalá: Créditos totales, 343. En materias troncales, 209. Obligatorias, 68. Optativas, 31,15. Libre configuración, 34,15.
Complutense. 345 créditos en total, distribuidos de la siguiente manera: 210,5/ 60/ 40/ 34,15.
Miguel Hernández. Total créditos: 314,15, con la siguiente distribución: 220,5/ 49/ 13,5/ 31,5.
Valencia. Créditos totales: 319, de los cuales 227 para materias troncales, 60 para optativas y 32 para libre configuración.
¿Quién homologa los planes de estudios? ¿Los COF? ¿O bien los planes de estudios de la Miguel Hernández, y los de las demás magníficas academias, son homologados por el Consejo de Universidades? Lo cierto es que los planes de estudios de la UMH obtuvieron la homologación del Consejo de Universidades. Por ello, creo que el COF de Alicante o un grupo de decanos no pueden ni deben interferir en cuestiones que afectan a la actividad académica propia de una universidad. Que intervengan, mejor, en defender de la misma manera a los farmacéuticos sin oficina de farmacia y a los que la quieren tener una oficina, esa sí es su responsabilidad.
El capitalismo, por supuesto el capitalismo no popular, tiene tantos dolores como placeres. Pero eso sí, los dolores del capitalismo moderno tienen el mismo origen que los placeres. Resulta muy difícil alcanzar en esta vida todo lo que cada cual ambiciona y ni uno por millón lo consigue. Mil obstáculos destrozan planes y ambiciones y la capacidad personal resulta insuficiente para conseguir aquellas altas cumbres que uno pensó.
El día 6 de mayo de 1996 el anterior presidente del COF de Alicante decía, 'liberalizar las oficinas de farmacia es una barbaridad'. En junio del mismo año, decía que 'el decreto se ha hecho a espaldas de los profesionales del sector'. O sea, la cuestión es la queja perpetua. Y ¿de qué profesionales hablaba? ¿De los estudiantes, los profesores, los farmacéuticos en laboratorios, .... o los que tienen oficina de farmacia? Qué más daba lanzar cada año miles de licenciados, si los COF prohibían acceder a una botica y a los ciudadanos gozar de los beneficios de la competencia. ¿Qué podían pensar los estudiantes si luego prácticamente tenían 'prohibido' poner una botica en nombre de un gremialismo medieval? La liberalización, la desocialización, quiso promover no el bienestar de determinados grupos, sino el general. Continuaremos.
Agustín Villanueva Pazos es economista y profesor de la UMH
