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Roma obliga a dimitir a un obispo alemán acusado de abusos sexuales

El prelado ya fue investigado por la fiscalía, que archivó el caso

Las alarmas del Vaticano por escándalos sexuales de algunos de sus eclesiásticos en países como Estados Unidos, Polonia, Irlanda o Francia alcanzan también, desde ayer, a Alemania, donde se ha producido la dimisión forzada del obispo auxiliar de Maguncia, Franziskus Eisenbach, acusado de abusos sexuales en sus encuentros con una catedrática de matemáticas, Änne Bäumer-Schleinkofer.

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En un nuevo episodio de los escándalos sexuales que sacuden a la Iglesia católica, la dimisión del obispo Eisenbach, de 59 años, exigida por la curia vaticana, fue aceptada inmediatamente por el papa Juan Pablo II, según se anunció ayer en Roma. Este caso de abusos sexuales, en el que también hay un exorcismo de por medio, había sido investigado ya por la fiscalía alemana, que, sin embargo, cerró el sumario y formuló dudas sobre el testimonio de la mujer. La archidiócesis de Maguncia, que dirige el cardenal Karl Lehmann, a su vez presidente de la Conferencia Episcopal alemana, resaltó que la dimisión no se ha de interpretar como una admisión de culpa por parte del clérigo.

La fiscalía de Maguncia abrió el expediente contra Eisenbach en septiembre de 2000, después de que la profesora Bäumer-Schleinkofer lo denunciara no sólo por abusos sexuales, sino también por causarle lesiones durante un exorcismo. La catedrática acudió también al Vaticano, donde acusó al obispo de haber desconocido el celibato, haber infringido el secreto de confesión y haber practicado, sin autorización, un llamado Gran Exorcismo. La archidiócesis siempre había rechazado estos cargos, pero llegó a admitir que entre ambos sí se llegó a establecer una 'afectividad corporal'.

Lo que sucedió entre el obispo Franziskus Eisenbach y la catedrática Änne Bäumer-Schleinkofer sigue siendo un enigma, pero se sabe que su primer encuentro tuvo lugar en enero de 1999 y a partir de allí se vieron regularmente, posiblemente también para practicar un exorcismo. Hay dudas acerca de si la profesora está en su sano juicio. Ya en 2000 la fiscalía se mostró desconcertada ante unas cartas manuscritas, dirigidas al obispo, en las que Bäumer-Schleinkofer se explayaba en metáforas bíblicas y relatos de animales, un hecho que contrastaba con su 'excelente formación en ciencias naturales'.

La fiscalía terminó cerrando el sumario en abril de 2001, tras sostener que los cargos contra el prelado habían resultado infundados. Los investigadores albergaron dudas, sobre todo, acerca de si la catedrática realmente había buscado al obispo por necesidades terapéuticas, o si, más bien, lo había hecho en pos de una relación afectiva, disimulada bajo un velo religioso.

Esta última posibilidad, de ser cierta, tampoco representa un descargo para el obispo. 'Por el bien de la Iglesia y la claridad de su testimonio', la jerarquía acabó exigiéndole la dimisión, lo que comunicaron ayer en Roma los cardenales Joseph Ratzinger, ex arzobispo de Múnich, y Giovanni Battista Re.

El superior inmediato de Eisenbach, cardenal Karl Lehmann, ha lamentado la renuncia de su mano derecha, pero se mostró aliviado de que el Vaticano no haya iniciado un proceso contra Eisenbach.

Franziskus Eisenbach bendice a un colega en septiembre de 2000.
Franziskus Eisenbach bendice a un colega en septiembre de 2000.AP

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