Vejez y desarrollo
La asamblea mundial sobre el envejecimiento clausurada en Madrid ha diagnosticado bien el problema: un mundo cada vez más envejecido no sólo en sus áreas ricas y desarrolladas, sino en las más pobres y menos desarrolladas. Pero apenas ha aportado recetas acerca de cómo tratarlo. Lo más novedoso es constatar que esa tendencia demográfica -aumento de los mayores de 60 años y disminución de los menores de 15- comportará una dificultad añadida en los países menos desarrollados para salir del pozo de la pobreza. El envejecimiento de la población es, pues, un elemento a incorporar a cualquier futura estrategia de ayuda al desarrollo y erradicación de la pobreza en el mundo. El plan de acción aprobado en Madrid lo ha tenido en cuenta por primera vez, lo cual es un avance, pero su eficacia se verá muy limitada por la ausencia de un nuevo compromiso financiero de los países ricos.
Unas pocas cifras dan idea de la magnitud de la transformación que se avecina: mientras que ahora una de cada 10 personas es mayor de 60 años, dentro de 50 años la proporción será de una por cada cinco, según los cálculos de Naciones Unidas. Los países más desarrollados han ido envejeciendo lentamente al tiempo que se iban enriqueciendo y creando redes públicas de seguridad, pero eso ya no será así en los países en desarrollo. En ellos no existe una seguridad social mínimamente desarrollada ni un sistema público de pensiones de jubilación. La única red de apoyo que tienen los mayores es muchas veces la familia, lo que convierte en especialmente grave cualquier circunstancia que rompa esta red. Algunos testimonios expuestos estos días en Madrid muestran que muchas familias africanas se están quedando sin la generación adulta más productiva, cuyos componentes caen víctimas del sida, y que los abuelos tienen que dedicarse a cuidar de los nietos en vez de descansar y recibir la ayuda de sus hijos. Y esto es especialmente grave en países donde la duplicacion del porcentaje de mayores de 65 años se producirá en apenas 20 años, cuando en los países ricos ese porcentaje se ha alcanzado a lo largo de cien.
La ayuda al desarrollo que en los próximos años incorpore la variable del envejecimiento se hará en el marco de los vagos compromisos contraídos en Monterrey el mes pasado. La asamblea de Madrid tampoco ha sido capaz de llegar a acuerdos firmes para el control de los planes de ayuda. Una vez más, una reunión internacional celebrada bajo los auspicios de Naciones Unidas ha dejado escapar la ocasión de aportar terapias claras a un problema correctamente diagnosticado.
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