'Los etruscos tenían un lado atroz'
Etruria, 'creadora y madre de supersticiones', decía el escritor cristiano Arnobio. El exorcista y Alien palidecen ante las fantasmagorías y horrores de la demonología etrusca, encabezada por seres pesadillescos como el verdoso Charun o el grifoide Tuchulcha. La ciencia ha modificado la visión negativa que se tenía de los etruscos, pero no niega la concepción sombría y desesperada del mundo de ultratumba que éstos poseían, sobre todo en los últimos tiempos de su historia, entre los siglos IV y I antes de Cristo. El italiano Valerio Manfredi, de 59 años, autor de Aléxandros, centra su nueva novela, un thriller arqueológico, Quimaira, en el universo estremecedor de las tumbas etruscas y su más allá. 'Los etruscos tenían un lado atroz', afirma.
Monstruos, tumbas y sabios protagonizan la nueva novela del autor de 'Aléxandros'
'No quería ser prisionero de Alejandro Magno', dice Manfredi; 'tras la épica y los horizontes ilimitados de mi novela sobre el personaje, he buscado ahora lo claustrofóbico, provincial y tenebroso'. La nueva y emocionante novela del escritor es algo así como El perro de los Baskerville en clave etrusca y con técnicos del Patrimonio y carabinieri persiguiendo endriagos. En Quimaira (Grijalbo) -del término griego para el monstruo Quimera- un joven arqueólogo italiano viaja a Volterra para estudiar en el museo local una enigmática estatua etrusca. Su llegada coincide con una serie de macabras muertes, causadas al parecer por una fiera enorme, y con el descubrimiento de una extraña tumba etrusca.
Ladrones de antigüedades, la clave para descifrar la lengua etrusca y hasta una colección de taxidermia humana figuran en la trama de la nueva novela de Manfredi, devota de ese género que se ha inventado él mismo y que une con habilidad ciencia, aventura y relato de intriga. Del estupendo matrimonio que componen arqueología y novela policial, el autor subraya que el arqueólogo 'no deja de ser un detective, aunque con una perspectiva miles de años más amplia'.
El thriller etrusco de Manfredi aparece en España en sintonía con la actualidad arqueológica: el profesor Camporeale, de la Universidad de Florencia, acaba de hacer público el descubrimiento de una desconocida ciudad minera etrusca en la Toscana, cerca de la antigua Vetulonia, a la que estaría sujeta políticamente. Bautizada con desbordante entusiasmo como 'la Pompeya etrusca', la ciudad ocupa unas 30 hectáreas y fue repentinamente abandonada. 'Camporeale es un grande de la etruscología; no he visitado el sitio, pero debe de ser algo extraordinario', dice Manfredi. 'Hallar una ciudad etrusca intacta es muy raro; lo que se encuentra son las necrópolis, porque suelen quedar más protegidas de los trabajos agrícolas'.
El título de la novela hace referencia a Quimera, el híbrido mitológico de león, cabra y dragón vencido por Belerofonte y del que, precisamente, se conserva una bellísima escultura en bronce etrusca, la Quimera de Arezzo. 'El tema del libro es el monstruo', señala Manfredi, 'me parecía importante tratarlo ahora que el hombre se manifiesta con especial monstruosidad. Es interesante ver cómo los monstruos emergen del hombre. Los antiguos primero crearon a los monstruos, y sólo luego a los héroes que habían de darles muerte, como una manera de objetivizarlos. En el fondo, el monstruo somos nosotros, y sin embargo no deja de infundirnos miedo'.
El ritual etrusco que está en la base de la novela y que consiste en encerrar a una víctima en un sarcófago con un animal feroz resulta terrible. 'Lo sugiere un fresco en la Tumba de los Augures de Tarquinia. La hipótesis es que se trata de una especie de sacrificio para propiciar a un difunto ilustre. Ese tipo de sacrificios humanos eran practicados en Grecia y la antigua Italia, pero a partir del siglo 6 o 7 antes de Cristo se pasó en el mundo griego, como ilustra la Ilíada, a sublimarlos, a convertirlos en rituales agonísticos, competiciones deportivas, de donde derivaron los Juegos Olímpicos. En el mundo itálico hubo, al contrario, una involución cruenta y los combates entre hombres o con animales derivaron en los juegos gladiatorios'.
¿Qué opina del carácter etrusco? Hay tantos tópicos... 'Los perdedores siempre despiertan simpatías, pero también se ha tendido a verlos como gentes hoscas, crueles y misteriosas. Debían ser como cualquier otro pueblo, aunque, sin duda, su cultura manifiesta en ocasiones un lado atroz. Los piratas etruscos causaban espanto. Tras la batalla de Alalia contra los foceos, el ejército etrusco mató a pedradas a todos los prisioneros. Tenemos muchos episodios de ferocidad etrusca y su sociedad era más injusta que la romana. En todo caso, hay algo en su cara oscura que nos fascina, y eso es muy aprovechable para un novelista'.
Manfredi ha publicado ya otra novela en Italia, La última legión, y colabora en el guión de la película sobre su Aléxandros que proyecta Dino de Laurentis.
Babelia
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