Un Mundial por las nubes

El magnate alemán de la comunicación Leo Kirch cambió en 1996 las reglas del juego en la compra de los derechos televisivos del Mundial de fútbol. Por primera vez, la FIFA -máximo organismo del fútbol- dejaba en manos de un operador privado la comercialización no de un campeonato, sino de dos. Por la exclusividad de los torneos de 2002 y 2006, Kirch pagó 1.683 millones de euros. Una cifra mareante a tenor de las manejadas en el campeonato francés de 1998, cuando la FIFA recaudó 138 millones. Para rentabilizar su inversión, Kirch abrió la ronda de negociaciones con operadores de todo el mundo para revender los derechos. Las cosas empezaron bien. España fue el primer país en acudir a la taquilla del gigante germano. Vía Digital, gestionada por Telefónica, compró los derechos audiovisuales del Mundial de Corea y Japón por unos 180 millones.

El negocio parecía que marchaba. Pero ninguna televisión europea siguió los pasos de España. Los países comunitarios no entraron a la puja hasta dos años más tarde. Una estrategia que les reportó notables ventajas. Por el precio que Vía Digital pagó por un Mundial compraron dos. En el Reino Unido, por jemplo -país que lleva recargo en la adquisición de derechos por tener mayor público potencial que España-, la BBC y la ITV adquirieron en un mismo paquete dos campeonatos por 255,4 millones de euros. Lo mismo ocurrió con las cadenas alemanas ARD-ZDF, que desembolsaron 127,7 millones por el Mundial asiático y 24 partidos de 2006, a celebrar en Alemania. La francesa TF-1 pagó por un paquete similar 168,2 millones, y la italiana RAI, 154,4. A diferencia de Vía Digital, estas cadenas europeas emiten en abierto. Y en el caso de Alemania e Italia son públicas.

España, el primer país en comprar los derechos del Mundial, es, paradójicamente, el último en cerrar el calendario de retransmisiones. A seis semanas del comienzo del campeonato -empieza el 31 de mayo-, Vía Digital todavía no ha llegado a un acuerdo para revender los partidos que por ley -y mandato de la FIFA- deben difundirse en abierto, entre ellos todos los que dipute la selección española, el partido inaugural y la final.

Televisión Española, interesada desde un principio por el Mundial, ha chocado con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, al que está adscrito el ente público. El director de TVE, Álvaro de la Riva, ex directivo de Vía Digital, ha sido uno de los más activos partidarios de llegar a un pacto con la plataforma. Las negociaciones se han intensificado esta misma semana. Con un presupuesto ajustado y una deuda de unos 4.800 millones de euros, RTVE necesitaría a la hora de abonar la factura del fútbol una nueva autorización de endeudamiento del Parlamento o el visto bueno de la Intervención del Estado y del Consejo de Administración.

Vía Digital ha aprovechado la debilidad del Grupo Kirch, acosado por las deudas y por los bancos, y un resquicio en el contrato para renegociar el precio pagado. La plataforma adquirió la exclusiva de todos los derechos, que incluía la explotación en televisiones en abierto, de pago, pago por visión, cable o satélite. Estas condiciones entraban en colisión con las emisiones por satélite de los canales alemanes ARD y ZDF, que pueden sintonizarse en España.

Esta baza negociadora ha sido aprovechada por Vía Digital para ejecutar la opción de compra sobre el Mundial alemán de 2006. La plataforma de Telefónica formalizó la compra poco antes de que la división de medios de Kirch presentara -el pasado lunes- suspensión de pagos. Tanto el grupo germano como la FIFA se apresuraron a poner a salvo los derechos del fútbol a través de Kirch Sport, con sede en Suiza.

La FIFA ha cobrado ya por la cita de Corea y Japón 820 millones de euros y prevé ingresar los 68 pendientes en los 20 días posteriores al término del Mundial. Para frenar las alarmas tras el batacazo de Kirch Media, la FIFA ha anunciado que tiene garantías bancarias de cobro y que el campeonato se celebrará y retransmitirá con normalidad.