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Joel Coen asegura que el cine independiente ha abierto el negocio a otras voces y razas

El director y Frances McDormand presentan en Madrid 'El hombre que nunca estuvo allí'

Rocío García

No parecen lo que son: dos estrellas del cine, con un oscar cada uno y fama en el mundo entero. Ella, Frances McDormand, sin maquillar y con el pelo secado al aire, es divertida y atenta. Él, Joel Coen, desgarbado y serio, es un tipo común. Pareja en la vida y en el cine desde hace 20 años, la actriz y el director presentaron ayer en Madrid su último filme, El hombre que nunca estuvo allí, un thriller con tintes surrealistas y música de Beethoven. 'No formo parte del gran Hollywood, pero tengo gran respeto por el mercado porque es el reflejo del gusto de la gente', dijo Joel Coen, después de una valiente defensa del cine independiente. 'Ha abierto el negocio a otras voces, otras razas'.

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Sexy y excitante en el plató

Uno de los representantes del más libre cine independiente americano, Joel Coen (Minneapolis, Minnesota, 1954) confesó ayer -sin demasiada pena, todo es verdad- ser consciente de que la relación cinematográfica con su país es complicada y de que las películas que firma con su hermano Ethan, nueve hasta ahora, son mejor valoradas y más queridas en Europa. Sin embargo, y después de asegurar que no se siente parte del gran Hollywood, mostró su profundo respeto por el mercado. 'Existe un público y un apetito en el mundo entero por ese tipo de cine comercial. A nosotros [habla siempre en plural] no nos interesa y no nos ocupamos de él, pero no podemos dejar de reconocer que Hollywood hace buenas películas y que la gente va a verlas', dijo ayer en Madrid, donde presentó, junto a su mujer, su último filme, El hombre que nunca estuvo allí. 'El cine independiente en Estados Unidos ha abierto en los últimos 15 años el negocio a otras voces, otras razas', aseguró el realizador. Frances McDormand no se calla e interviene de manera inteligente para dar su opinión: 'No nos engañemos, el cine no es el medio de revolución adecuado, las películas no han cambiado el mundo. Lo primero que cambia es la sociedad, y luego, años más tarde, se ve en el cine'.

El hombre que nunca estuvo allí, protagonizada por Billy Bob Thornton y Frances McDormand, y por la que Joel Coen consiguió el premio al mejor director en el último Festival de Cannes, está ambientada en el verano de 1949 en una pequeña localidad de California. El barbero del pueblo (Thornton) no es feliz con la vida que lleva, pero las infidelidades de su mujer (McDormand) le dan la oportunidad de iniciar un chantaje que acabe con su tediosa y aburrida existencia. Su plan descubre secretos profundos que le llevarán al asesinato. Rodado en blanco y negro, el filme es un thriller en el más puro estilo de cine negro con elementos surrealistas, propios de los filmes de ciencia ficción de los años cincuenta, como la aparición de ovnis y platillos volantes. Joel Coen reconoce que ambientar su cine en tiempos pasados les permite 'insistir en el hecho de que lo que se cuenta es una ficción, que nos permite crear un universo abstracto y propio, en el que poder aplicar nuestras propias reglas. Es una manera de poder sacar de la realidad las historias'.

El realizador, que se confiesa un profundo admirador y deudor de la escritura y las historias de James M. Cain, asegura que lo que más les interesaba a él y a su hermano en El hombre que nunca estuvo allí es dar el protagonismo criminal a un hombre corriente. 'Queríamos plasmar la estupidez de los criminales, que no son genios, ni demonios. Todo lo contrario, son unas personas ineptas y esa ineptitud es lo que les hace más interesantes para nuestro cine'.

Coen y McDormand, fumadores ambos, no rechazan ninguna pregunta, ni política ni personal. Ella sonríe cuando habla de su hijo adoptado, Pedro, nacido en Paraguay, y con el que se está iniciando en el español. 'Mi vida mía', le susurra por las noches al acostarle. 'Esas cosas bonitas que les dicen los padres a sus hijos a la hora de dormir', se disculpa orgullosa.

Tampoco rehúyen hablar de Bush y su política exterior. 'Mire, como ciudadano americano y del mundo, tengo sentimientos muy diversos y complicados. No puedo contestarle en 20 segundos, necesitaríamos mucho tiempo', contesta Coen a la pregunta de un periodista. 'Si dispone de dos días y quiere tomar un café...', invita su mujer.

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