La ejecutiva federal socialista descarta cualquier pacto en Navarra con UPN

La ejecutiva federal del PSOE dio ayer un rotundo espaldarazo a la estrategia de los socialistas navarros de abierto enfrentamiento con el Gobierno foral y descartó cualquier posibilidad de acuerdo con UPN, tanto en el Ejecutivo como en los ayuntamientos, tras las elecciones autonómicas y locales de 2003.

La dirección socialista pone al mismo nivel en su oposición a un acuerdo a los regionalistas y Batasuna, pero deja abierta la puerta a formar gobierno, si es el caso, con el nacionalismo democrático.

La dirección del PSN se reunió en Pamplona con destacados miembros de su homóloga federal, encabezados por el secretario de Organización, José Blanco, para analizar las dificultades en la formación de las listas para los comicios de 2003, coordinar la estrategia ante las mismas y consensuar un protocolo de trato específico al régimen foral en las instituciones españolas y europeas.

Las conclusiones fueron contundentes. 'Compartimos plenamente el proyecto de articular un gobierno de progreso en Navarra aglutinado en torno al PSN-PSOE', señaló Blanco, convencido de las posibilidades reales de este partido para gobernar 'con una mayoría democrática, estable y suficiente'.

Blanco fue rotundo al señalar que los socialistas aspiran a gobernar Navarra en solitario y que únicamente descartan de antemano un posible acuerdo con UPN, así como cualquier tipo de relación con Batasuna, a la que el PSOE quiere ver 'aislada' y, en su caso, ilegalizada por los tribunales.

A preguntas de los informadores sobre posibles pactos con el nacionalismo vasco para gobernar la comunidad, Blanco respondió que 'los nacionalistas ya gobiernan Navarra [aludiendo así a UPN] y el único que ha gobernado en este país en los últimos años con el respaldo del nacionalismo vasco ha sido Aznar'. Dicho esto, no se pronunció sobre un posible entendimiento del PSN con PNV y Eusko Alkartasuna para configurar la 'mayoría de progreso' demandada por el socialista Juan José Lizarbe como alternativa al Gobierno regionalista de Miguel Sanz.

Horas después, UPN respondía en un comunicado que considera 'desolador' el 'desconocimiento' de la dirección del PSOE sobre la situación navarra.Para los regionalistas, las declaraciones de Blanco 'dejan claro que Lizarbe está dispuesto a pactar con los separatistas vascos y, por ello, en las elecciones de 2003 los navarros deberán optar entre dos opciones: un gobierno liderado por UPN y otro configurado por separatistas vascos y PSOE'.