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El gasto farmacéutico en la región crece un 10,4%, por encima de la media española

La Seguridad Social pagó en 2001 en Madrid medicamentos por valor de 718 millones de euros

Oriol Güell

Incontrolable. Así fue el crecimiento del gasto de los medicamentos que tomaron los madrileños y que pagó la Seguridad Social en 2001. Los médicos de la red pública expidieron el año pasado 65 millones de recetas, un 5,6% más que en 2000. Pagarlas costó al Estado 718 millones de euros (119.465 millones de pesetas, un 10,4% más que el año anterior) porque, además, el precio de los medicamentos también subió: cada medicina costó de media 12,25 euros, un 4,6% más que en 2000. Este aumento del gasto farmacéutico, por encima de la media española, fue muy superior al previsto por el Ministerio de Sanidad (6%).

Madrid no es la región que más dinero gasta en medicinas por habitante y año -los 144,24 euros de Madrid aún están lejos de los 156,26 de Andalucía o los 180,30 de Cataluña- pero su gasto farmacéutico público creció el año pasado más que la media española (7,5%), más que la media de las 10 comunidades autónomas que hasta el pasado enero dependían del Insalud (9,1%) y el doble, por ejemplo, que el de Cataluña (5,6%), según los datos del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid. La subida del 10,4% de 2001 se suma a las registradas en 2000 (6,8%) y 1999 (9,8%). Así, la factura farmacéutica en la región en los tres últimos años se ha encarecido en más de un 25%, casi 20 puntos por encima del crecimiento del IPC (índice de precios al consumo) o del PIB (producto interior bruto). Por si fuera poco, los datos de enero de este año empeoran la situación: en ese mes, el gasto creció casi un 14% frente a enero de 2001.

Fuentes del Ministerio de Sanidad y de la Consejería de Sanidad coinciden en calificar de 'preocupantes' estas cifras, aunque consideran que hay que matizarlas: 'La sanidad pública madrileña ha atendido a más de 150.000 nuevos pacientes el año pasado. Es lógico que, cuanta más gente cotice en la Seguridad Social, haya más pacientes en la sanidad pública y se gaste más en medicamentos', justifica una fuente del ministerio. Sin embargo, este portavoz admite que 'el aumento de nuevos pacientes ha sido del 3%', con lo que quedarían más de siete puntos del incremento del gasto por explicar.

La Consejería de Sanidad recibió el pasado 1 de enero todas las competencias sanitarias del Gobierno central, y por tanto es, desde esa fecha, la responsable de la política farmacéutica en la región. Sin embargo, este departamento no ha desvelado qué decisiones tomará para controlar la factura farmacéutica. El aumento del gasto, según el ministerio, se debe a dos motivos: por una parte, aumenta el número de recetas expedidas por los médicos (han pasado de 61,3 millones en 2000 a 64,8 en 2001) y, por otra, cada medicamento cuesta más a la Seguridad Social (12,25 euros en 2001 respecto a los 11,71 euros de 2000).

El control del gasto farmacéutico ha sido en los últimos años objetivo principal de los ministros que han ocupado el cargo. El Ministerio de Sanidad se gasta cada año 7.000 millones de euros en pagar el 100% de las medicinas que los médicos recetan a los pensionistas (jubilados y minusválidos) y el 60% al resto de la población.

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Para reducir o al menos controlar el gasto farmacéutico, el Gobierno central ha probado diversas medidas: en 1993 y 1999, la Seguridad Social dejó de financiar más de 2.000 medicamentos de 'escasa utilidad terapéutica', según Sanidad. Hace tres años, el ministerio impuso un recorte del 1,3% en los beneficios de las empresas que distribuyen los medicamentos de los laboratorios a las farmacias, y un descenso del 6% en el precio de venta al público de las especialidades que paga la Seguridad Social.

También ha promovido Sanidad el uso de los medicamentos genéricos (iguales a los de marca comercial, pero más baratos), sin éxito: sólo uno de cada 30 medicamentos consumidos en la región en 2001 era genérico, mientras en países como Holanda o Alemania esta proporción sube a uno de cada cinco. Ante el fracaso de estas medidas, Sanidad congeló en 2000 el beneficio de las farmacias por la venta de las medicinas más caras, y obligó a aquellas que facturan más a devolver parte de sus beneficios a la Seguridad Social.

Los farmacéuticos tachan todas estas decisiones de 'mercantilistas': creen que la reducción del precio de los medicamentos es 'sólo una parte del problema'. 'Mientras no se logre controlar el número de recetas expedidas, que aumenta cada año un 5%, difícilmente se controlará la factura farmacéutica', dice un portavoz del Colegio de Farmacéuticos.

Los médicos, por su parte, justifican ese aumento de recetas por el 'incremento de pacientes atendidos' y lamentan que no existan más mecanismos para saber cuáles son los medicamentos más baratos. 'Los farmacéuticos tienen la última decisión del medicamento que se lleva el paciente. Por lógica, van a inducirle a comprar el que más beneficio dé a su negocio', explica Manuel Cañones, secretario general de la Sociedad Madrileña de Medicina General. El sector sanitario también responsabiliza a los laboratorios: 'Presentan medicamentos nuevos cada vez más caros cuando existen especialidades similares más antiguas y baratas'.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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