La V edición del Circuit de Barcelona cierra con la confirmación de los nuevos talentos
El salón de moda joven y artes alternativas Circuit, celebrado en Barcelona, carece aún de una buena logística organizativa, si bien estos fallos se compensan parcialmente con la atinada selección de participantes, salvo escasos y comprensibles baches.
La urgencia de mostrar los procesos creativos y la emergencia de la contaminación interdisciplinar como algo mucho más importante que el aparente gesto cosmopolita han sido la tónica dominante, con efervescentes demostraciones de creatividad, justas interpretaciones de tendencias y nombres a los que hay que seguir muy de cerca. Ahora todo el sector profesional espera la anunciada, y no concretada hasta hoy, fusión del Circuit con el Salón Gaudí.
La jornada de clausura fue la mejor, aunque en las otras también hubo temas y firmas de interés donde se hizo realidad el postulado básico de este Salón: la fusión entre moda, música de vanguardia y arte. No será fácil olvidar el empaque, originalidad y buena factura de Locking Shocking (jarretas radiales, esclavinas cortas, levitas sastre y mangas victorianas); de Gabriel Torres (su desestructuración y evocación sutil de Gigli y Yamamoto) o la exposición Lucky Strike Desing, donde se pone en practica un mecenazgo sin servidumbres y en la que destacaron las propuestas de Josep Abril, Spastor, Paulinha Río y David Delfín.
Abrió la jornada del sábado la alemana radicada en BarcelonaHergenhanhn, con una deliciosa puesta en escena y una coherente colección de jerséis abrigones a base de merino en una estricta gama del negro al béis. A continuación vino una de las sorpresas de este Circuit: Fenersí Venersí, en lo que puede entenderse como un debú a lo grande con una serie de prendas muy actuales, técnicas y poéticas a la vez, asociando terciopelo con tejidos químicos con cierta perversidad neogótica. Capuchas, integrados de chándal, oro estampado, pantalones indios de Madrás y algún golpe trash hacen del concepto de este dúo formado por un croata y un barcelonés un hallazgo. Rafael López, talentoso murciano tamizado por Londres, dividió al auditorio con piezas algunas sublimes y otras ridículas.
Cerró brillantemente David Delfín, con un admirable recital de estilo, madurez y limpieza. Mostró una colección vertical con enorme soltura y originalidad. Hubo bailarines, una rapera, mimos, rockeros duros y hermosas modelos con el mejor maquillaje de los vistos en perfecto acorde con la geometría espartana de su línea de patrón.
Babelia
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