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La solvencia empresarial se deteriora

La desaceleración económica y Argentina castigan las calificaciones de los bonos de las grandes compañías españolas

La solvencia de los bonos que emiten las empresas españolas se ha deteriorado en los dos últimos años. La desaceleración de la economía y, sobre todo, la crisis argentina han hecho descender escalones a grupos tan grandes como Telefónica, Endesa, Iberdrola o Repsol, y han colocado en perspectiva negativa al SCH. Una menor solvencia que les obliga a financiarse a tipos más altos.

La importancia de la calificación no es baladí, ya que a más solvencia la empresa puede financiarse a tipos de interés más bajos

Los mercados de acciones no son el único termómetro en el que medir la evolución de las empresas. Las firmas de calificación, dedicadas a valorar mediante un código alfanumérico la solvencia de los bonos que emiten estas sociedades, también han dado su señal de alarma con revisiones a la baja en relación con la calidad crediticia de las compañías que se financian con pagarés o bonos.

El año 2001 marcó un récord histórico en compañías que no pudieron atender los pagos (fallidos) que habían comprometido con los inversores que adquirieron su deuda. Las nuevas tecnologías y las sociedades aparecidas con la euforia de Internet fueron, en su mayor parte, las responsables de este descalabro. No obstante, las empresas con actividades más consolidadas también han visto bajar su solvencia.

En el caso español, de las 13 revisiones de calificación realizadas por Standard & Poor´s en los últimos dos años, nueve suponen un empeoramiento de su solvencia. Estas caídas afectan principalmente a sus compromisos de pago a medio y largo plazo. Su deuda a largo es, pues, la más perjudicada, mientras que mantienen las calificaciones de solvencia más elevadas para atender sus pagos de títulos a corto plazo como puedan ser los pagarés.

Aunque las función de las firmas de calificación dista mucho de la labor de las auditoras, ahora cuestionada por el caso Enron, éstas sirven también para medir la salud financiera de las compañías. Jesús Martínez, analista bancario de Standard & Poor´s, explica los cambios en su trabajo en los momentos de crisis: 'En situaciones difíciles aumentamos significativamente el número de reuniones para evaluar la solvencia empresarial. Muchas veces no se traduce en revisiones de las calificaciones, pero estamos más pendientes de las empresas', explica.

La perspectiva (outlook) es también una referencia para conocer por dónde irán las revisiones en las calificaciones. 'El outlook que acompaña a la calificación suele modificarse previamente a que hagamos una subida o bajada de la solvencia de una compañía. Éste es un aviso para los inversores y puede durar hasta tres años, antes de hacer cualquier modificación. También contamos con el credit watch, que atiende a una circunstancia coyuntural de una empresa, como pueda ser una fusión, y que tiene una vigencia en el tiempo menor', añade Jesús Martínez.

En esta caída de la solvencia se ven implicados valores tan señeros de los mercados financieros españoles como Telefónica, Repsol, Endesa o Iberdrola. También el Santander Central Hispano ha pasado de una perspectiva estable en su calificación a una negativa, aunque todavía la mantiene, una situación que comparte con la firma Gas Natural, que también ha visto variar a negativa su perspectiva de solvencia.

En el caso de los valores españoles ha pesado sobre todo la crisis de la economía argentina, que explica en su totalidad el cambio en la perspectiva del SCH. Estas revisiones de las calificaciones van siempre acompañadas de los motivos para que los inversores de estos bonos o pagarés conozcan los riesgos que han provocado el cambio.

Negocios con retraso

Telefónica pasó el pasado mes de febrero en el rating (calificación) de Standard & Poor´s de A+ a A. Una rebaja que se explica por su significativa exposición a la volatilidad económica y financiera de Suramérica, aunque también incorpora una agresiva estrategia móvil en UMTS en varios mercados muy competitivos de Europa continental.

Endesa cerró el pasado año con un descenso en su calificación que se justifica en la tardanza para recuperar sus datos financieros en una situación de elevado endeudamiento por sus inversiones europeas. También el empeoramiento para hacer negocios en Latinoamerica explica el descenso. Una rebaja que no afectó, sin embargo, a sus participadas Enersis y Endesa Chile.

Dentro del grupo eléctrico, Iberdrola también bajó a finales del pasado año un escalón tanto en su deuda a corto como a largo plazo, aunque su perspectiva queda estable. Un cambio debido a la entrada de la compañía en áreas de negocio más rentables, pero que suponen un mayor riesgo que se recoge en su solvencia. Sus inversiones en México y Brasil son indicativas de esta estrategia de Iberdrola. La relación entre distintas firmas sí tiene otras veces sus contagios. Las últimas revisiones realizadas este año sobre compañías corresponden a Repsol-YPF y a Gas Natural. En el caso de la empres gasística se varió su perspectiva de estable a negativa y la justificación se encuentra en que la petrolera Repsol-YPF es su principal accionista. No obstante, la calificación a corto y largo plazo se mantuvo para Gas Natural.

Repsol-YPF figura como la gran empresa que tiene una calificación peor: BBB. En la revisión de marzo, perdió el signo positivo en esta valoración de la solvencia y, además, su deuda a corto plazo se situó el A-3, la más baja dentro del escalafón de mayor solvencia. Pese a estas caídas de la calificación, la perspectiva de este valor continúa siendo negativa. El fuerte endeudamiento de Repsol-YPF y el efecto especialmente negativo de la crisis en Argentina han provocado este descenso en su solvencia.

Además de los más intangibles efectos de imagen por colocar a las compañías en los primeros escalones de solvencia, la caída de la calificación tiene consecuencias económicas a la hora de captar recursos en los mercados financieros. A más solvencia, el inversor exige un menor tipo de interés a sus bonos o pagarés. De forma inversa, cuando la calificación se deteriora y el riesgo para el inversor aumenta, se exige a las empresas unos tipos más elevados. Unas décimas o centésimas que se arañan a los beneficios.

Repsol-YPF ha sufrido el deterioro en la solvencia de su deuda a corto y largo plazo por Argentina.
Repsol-YPF ha sufrido el deterioro en la solvencia de su deuda a corto y largo plazo por Argentina.DANIEL DARRAS

El código de la calificación

En las emisiones a largo plazo existen varias mediciones. AAA: posee la calificación más alta y la capacidad para cumplir sus compromisos financieros de la obligación es extremadamente fuerte. AA: difiere muy poco de la anterior. La capacidad es muy fuerte. A: más susceptible a condiciones económicas adversas y a cambios coyunturales. La capacidad del emisor para cumplir con sus compromisos todavía es fuerte. BBB: Condiciones económicas adversas o cambios coyunturales pueden conducir a reducir la capacidad para cumplir con sus compromisos. BB, B,, CCC, CC y C se consideran como obligaciones que presentan características especulativas significativas. BB indica el grado especulativo más bajo, mientras que C representa el más alto. Las calificaciones de AA a CCC pueden ser alteradas con un signo de más (+) o de menos (-), para señalar posiciones de fortaleza o debilidad. Calificaciones de emisiones de corto plazo. A-1: está en la categoría más alta. La capacidad del emisor para cumplir con sus compromisos es fuerte. A-2: más vulnerable, pero la capacidad del emisor para cumplir con sus compromisos es satisfactoria. A-3: Condiciones económicas adversas o cambios coyunturales pueden desembocar en menos capacidad para cumplir con sus compromisos. B: se considera que presenta características especulativas significativas. C: vulnerable a un incumplimiento de pago. D: situación de impago.

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