Medio siglo de crecimiento

Las tres provincias valencianas figuran entre las más ricas de España pero no están a la cabeza del grupo, como Madrid, Barcelona, Girona, Álava, Baleares y La Rioja. Receptoras netas de población, las tres provincias valencianas han elevado su renta per cápita en los últimos 40 años (1955-1998), según un estudio de la Fundación BBVA, aunque sólo Valencia y Castellón están por encima de la media, mientras Alicante se acerca pero está ocho puntos por debajo. La profesora de la Universidad de Valencia Matilde Mas, coautora del libro, destaca que la economía valenciana tiene los rasgos propios de una región rica, pero cuenta también con debilidades. En su activo está la atracción de población, la generación de empleo y una mayor acumulación del capital privado. En su pasivo, la excesiva dependencia, en algunos casos, de un monocultivo industrial, o el bajo valor añadido de varios sectores.

La provincia de Valencia ha pasado de la quinta en población a la tercera

Castellón es la que ha registrado un mayor crecimiento de la renta por habitante

Las provincias españolas crecieron de forma continuada durante los últimos 40 años, según escribe el catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia Francisco Pérez, en el prólogo del estudio La evolución económica de las provincias españolas (1955-1998), elaborado por los investigadores del IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas) Francisco J. Goerlich y Matilde Mas para la Fundación BBVA. Todas las regiones mejoraron su renta por habitante y su productividad, pero unas atrajeron más población y otras la perdieron. El norte y este de España, así como Madrid concentran las zonas con mayor riqueza y bienestar por su capacidad para generar empleo, su menor peso de la agricultura poco productiva, la importancia de su sector manufacturero, la mayor acumulación de capital privado y sus mayores tasas de actividad.

'Todas las provincias han entrado en la autopista del crecimiento', reitera Pérez, pero la convergencia entre las diferentes zonas de España se ha producido más en la productividad, sobre todo a partir de los años 80, gracias sobre todo al progreso técnico, que en la renta per cápita, donde la llegada de la democracia supuso un despegue por las migraciones a provincias más ricas que se frenó a partir de 1979. La brecha, lejos de reducirse, se mantiene porque, como observa Pérez, 'las ventajas de partida del nordeste español se mantienen y la capacidad de atraer actividad a los territorios del arco mediterráneo y del valle del Ebro han aumentado y, con ello, su capacidad de creación de renta y empleo'.

La Comunidad Valenciana ocupa en este mapa una posición intermedia. Está en la zona con mayor riqueza y bienestar -los territorios más ricos redistribuyen mejor su renta, según el estudio-, pero no figura en los puestos de cabeza, aunque es indudable que ha mejorado posiciones desde 1955. Según Pérez, 'no existe una evidencia clara de que los niveles de renta de los distintos territorios converjan entre sí, en cambio, las economías sí se han acercado en sus niveles de productividad y en sus dotaciones de capital por trabajador'. De ahí que el catedrático valenciano concluya que las intervenciones públicas destinadas a reducir las desigualdades 'deben dirigirse sobre todo a los individuos y no tanto a los territorios'. En la segunda mitad del siglo, España ha multiplicado por ocho su producción y por seis su renta per cápita gracias a la acumulación de capital público y privado. Madrid y Barcelona generan el 30% de la producción y sólo 10 provincias concentran el 50% de la población y el 56% del Valor Añadido Bruto (VAB). Hasta aquí la visión general.

La provincia de Valencia ha pasado de 1933 a 1998 de la quinta posición en población a la tercera, tras Madrid y Barcelona. Las tres provincias crecieron en población durante estos 30 años por encima de la media española (+0,73). Alicante fue la que vivió el fenómeno con más intensidad (+ 1,73), seguida de Valencia (+1,05) y Castellón (+0,77%).

La mejoría ha sido notable también en su renta per cápita. Si en 1955 Valencia (105,4) era la única provincia de la Comunidad que estaba entre las más ricas, unos 40 años después se ha incorporado con ventaja Castellón (118,5), mientras Alicante (91,9) no alcanza la media española, en parte por el fuerte crecimiento demográfico que ha vivido en este periodo. Castellón se ha incorporado a este club gracias, sobre todo, a la mejora, a partes iguales, de su VAB y de su población. Es, además, la que ha registrado un mayor crecimiento de su renta por habitante, concretamente un 3,6, seguida de Alicante, con un 3% y Valencia, con un 2,9%, cuando la media española se sitúa en el 3,1%. Las tres zonas han rebajado las diferencias de renta por habitante, si bien Valencia y Alicante han crecido por detrás de lo que lo hacía la media en España.

'Y esto ha sido posible porque la población de las provincias pobres se ha ido a las ricas, sólo que éstas no han sido capaces de generar suficiente empleo para todos los recién llegados', explica Mas. El 'problema', por definirlo de algún modo, opina la coautora del informe, es que la Comunidad es receptora neta de población, un fenómeno que se da con mayor intensidad en Alicante, la única provincia valenciana con un PIB per cápita por debajo de la media. Según Más, a la fuerte afluencia de población foránea se añade que muchos son jubilados.

En cuanto a la tasa de actividad, la provincia Alicante es junto con Álava y los dos archipiélagos la que ha experimentado mayores tasas de crecimiento del empleo entre 1955 y 1998. La población activa alicantina creció casi dos puntos, mientras en Valencia aumentó un 1,1% y en Castellón un 0,46. También la economía alicantina fue la que más empleo generó (+1,15%), seguida de Valencia (+0,58), y Castellón (+0,32), siendo la media española del 0,49. Lógicamente, es Alicante la provincia donde más creció el paro -más del 12% en los 40 años que abarca el estudio-, aunque su tasa estuviera en 1998 por debajo de la española. Valencia, con la tasa de paro más alta de la comunidad autónoma (un 18,4%), aun así por debajo de la media, fue la segunda en crecimiento del desempleo, mientras Castellón tenía hace tres años la segunda tasa de paro más baja de España, con un crecimiento de la misma de sólo el 3,70%.

La evolución del capital público y privado también es revelador. Valencia es una de las tres provincias españolas con mayor participación del capital privado sobre el total. De hecho, las zonas menos dependientes de la intervención pública en aspectos como la producción y el empleo son las situadas en el arco mediterráneo. Esto no significa que las dotaciones públicas no hayan crecido en la Comunidad durante el periodo. Sí lo han hecho. Tanto Valencia como Alicante crecieron entre 1964 y 1996 a una tasa anual del 7%, pero siguen estando entre las provincias menos dependientes del sector público. Según Mas, esta evolución del capital público y privado deja claro que las tres provincias comparten los rasgos propios de las zonas ricas. 'Atraen población y dependen poco del capital público'

Los puntos débiles de la economía valenciana se concretarían, en el caso de la provincia de Alicante, en que cuenta con una estructura productiva muy especializada, pero con un bajo nivel de generación de valor añadido. En Castellón, el peligro estaría en la extrema dependencia del sector cerámico. Y Valencia 'mantiene bien el tipo y se sitúa en la media española', opina Mas.