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Extracción de riñón por laparoscopia para reducir el riesgo en las donaciones

El Clínico de Barcelona aplica la técnica para aumentar el número de donantes vivos

Miquel Noguer

Donar un riñón es siempre una decisión trascendental. Conscientes de las dificultades que implica tomar esta determinación y con casi 4.000 españoles en lista de espera para recibir un riñón, los investigadores no paran de buscar los métodos de extirpación más seguros y menos invasivos. Siguiendo esta línea, el hospital Clínico de Barcelona ha aplicado por primera vez en España una técnica quirúrgica que disminuye a menos de la mitad el tiempo de hospitalización necesario y reduce las dimensiones de las cicatrices. El objetivo final es aumentar el número de donantes vivos, que en España no suponen más del 3% sobre la cifra total. En los países nórdicos, en cambio, se ha llegado al 20% y en Estados Unidos o Canadá, hasta el 40%.

La técnica aplicada en el hospital Clínico es la llamada 'nefrectomía laparoscópica', que extirpa el riñón del donante sin cirugía abierta, utilizando un aparato denominado laparoscopio. Es una técnica similar a la que se emplea para extirpar vesículas biliares o hacer resecciones de tumores. Las ventajas de la vía laparoscópica son importantes: el posoperatorio es más confortable, la recuperación física más rápida, y ya no hacen falta tiempos de hospitalización de siete u ocho días como ocurre con las actuales técnicas.

El jefe del servicio de urología del hospital Clínico, Joan Alcover, explica que la vía laparoscópica consiste en realizar pequeñas incisiones que permiten introducir una cámara, un bisturí y una fuente de luz. 'Una vez el riñón es liberado, se mete en una bolsa y se extirpa a través de un pequeño corte en la zona púbica, lo que minimiza mucho el impacto de las cicatrices'.

En opinión de Alcover, el conocimiento de esta técnica 'puede ayudar a incrementar el número de personas que en un momento dado deciden dar un riñón a una persona cercana'. En algunas ocasiones, familiares o amigos del enfermo que requiere un trasplante renal no se deciden a dar uno de sus riñones por miedo a la envergadura de la operación y a las dificultades que ésta implica. Con la vía laparoscópica, la cicatriz del donante se reduce de 20 centímetros hasta 8, y ésta, además, queda menos visible, ya que la extracción se realiza por la zona del pubis y no a través del abdomen.

Los responsables del Clínico creen que procedimientos como este tienen que ayudar a aumentar el número de donaciones. De hecho, este fenómeno ya ha se ha observado en hospitales como el Centro Médico de la Universidad de Maryland (EE UU), donde tras cuatro años utilizando esta técnica se ha duplicado el número de donantes vivos.

Aumentar este tipo de donaciones es una de las prioridades de la sanidad española, ya que en los últimos años la media de edad de los donantes de riñón ha aumentado considerablemente. 'En general, las donaciones que se registran proceden de personas que mueren a los 75 años o más, y en muchas ocasiones los órganos ya están deteriorados', afirma Alcover. Entre 1995 y 2000 se duplicó el número de riñones donados que tuvieron que desecharse por estar deteriorados.

Uno de los requisitos para realizar el trasplante es que el donante y el receptor tengan edades similares; por otra parte, enfermedades como la arterosclerosis, frecuente en las personas de edad avanzada, hacen la intervención más difícil. El sistema sanitario, sin embargo, depende cada vez más de las donaciones de los mayores, sobre todo de personas que superan los 65 años y que fallecen por causas naturales. Es en esta franja de edad donde los expertos esperan aumentar más la tasa de donaciones.

España, con un índice de 33 donantes por millón de habitantes, es uno de los países del mundo más sensibilizados, aunque desde hace dos años se observa un estancamiento en el número de donaciones que comienza a preocupar a los expertos.

El jefe del servicio de urología del Clínico, Joan Alcover.
El jefe del servicio de urología del Clínico, Joan Alcover.JORDI ROVIRALTA

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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