La Casa Blanca envía a Cheney a la zona para propiciar un alto el fuego

La Casa Blanca ha decidido presionar al máximo a israelíes y palestinos para que reduzcan los actuales niveles de violencia y acepten, en poco tiempo, una tregua. El vicepresidente Dick Cheney anunció ayer que se implicaría personalmente en el esfuerzo de pacificación durante su gira por Oriente Próximo. La participación del número dos del Gobierno y el reenvío a la zona del general Anthony Zinni, representante especial de EE UU, marca una nueva estrategia de George W. Bush y el fin de la pasividad estadounidense ante el conflicto.

Bush recibió el jueves mensajes de ambas partes en el sentido de que aceptarían negociar un alto el fuego, y decidió de inmediato desplegar todos sus recursos diplomáticos. El viaje de Zinni, que comenzará probablemente a mediados de la semana próxima e incluirá, además de Israel y los territorios palestinos, visitas a Jordania y Egipto, será sólo uno de los instrumentos de EE UU para frenar la espiral de violencia.

La gira de Cheney por 12 países de la región, que se iniciará mañana y durará 10 días, tenía inicialmente como objetivo casi único el de convencer a los países aliados para que aceptaran algún tipo de operación contra el presidente de Irak, Sadam Husein. La agenda, sin embargo, ha sido ligeramente modificada para incluir dentro de las conversaciones la cuestión israelo-palestina.Cheney dijo ayer que deseaba hablar con los Gobiernos de la zona acerca de las recomendaciones del ex senador George Mitchell para conseguir un acuerdo estable de paz, y sobre la propuesta lanzada recientemente por el príncipe Abdalá de Arabia Saudí. El vicepresidente sugirió que su misión consistiría, al margen del problema iraquí, en sondear las perspectivas de paz a medio plazo. Los contactos más urgentes quedan para Anthony Zinni, que se concentrará en conseguir un alto el fuego.

Fuentes del Departamento de Estado señalaron que la exigencia del primer ministro israelí, Ariel Sharon, de siete días de 'calma total' antes de negociar con los palestinos, había quedado 'superada por los acontecimientos'. 'El plazo puede ser menor; hace falta flexibilidad', dijeron esas fuentes.

El viraje estadounidense, de la inhibición a la participación activa, se produjo de forma precipitada el jueves por la confluencia de varios factores: la constatación de que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, carecía de un plan efectivo para reducir la violencia; la discreta llegada al Departamento de Estado de mensajes israelíes y palestinos en el sentido de que ambas partes estarían dispuestas a abordar con Zinni una posible tregua, y 'la evidencia de que, ante una situación fuera de control, los riesgos de la implicación no eran tan graves como los de no hacer nada', según comentó un alto cargo de la Casa Blanca citado por la agencia Associated Press.

[El Ministerio de Asuntos Exteriores español convocó el jueves por la noche al embajador de Israel en Madrid, Herzl Inbar, para expresar su protesta por el bombardeo, un día antes, de la oficina del presidente palestino, Yasir Arafat, mientras éste se encontraba reunido con el representante de la UE en Oriente Próximo, Miguel Ángel Moratinos, informa France Presse. La convocatoria fue efectuada por el Gobierno español en su calidad de presidente de turno de la Unión Europea.]