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Piqué se niega a entregar al Congreso los informes sobre la visita de González a Tánger

CiU coincide con los socialistas en solicitar la destitución del embajador español en Rabat

El ministro de Exteriores, Josep Piqué, rechazó ayer entregar al Congreso los informes de la Embajada española en Rabat que dieron pie a las noticias sobre las entrevistas que no se produjeron del ex presidente del Gobierno Felipe González con el rey Mohamed VI y su primer ministro, Abderramán Yussufi, durante su visita a Tánger de hace dos semanas. Al término de un debate parlamentario que dejó abiertos todos los interrogantes sobre lo ocurrido, Piqué respondió al portavoz de Exteriores del PSOE, Manuel Marín, que exigió los informes: 'Sólo tengo que decirle que yo no los he visto'.

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El ministro afirmó que la información llegó por vía verbal. 'Se transmitió telefónicamente, y cuando hablé con el embajador el martes , lo hice por teléfono. No hay mensajes cifrados, simplemente no los hay', aseguró.

Marín replicó al ministro que Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, único periódico que publicó la falsa noticia, declaró que tenía en su poder dos informes de la Embajada española en Rabat que incluyen números de vuelo y de matrículas, horarios y muchos otros datos relacionados con el viaje de González. El Mundo publicó en su edición del martes 26 de febrero lo siguiente: 'La Moncloa recibió un informe escrito de la Embajada española ratificando esta reunión'.

Piqué sólo admitió que, 'a posteriori', es decir, después del martes siguiente a las entrevistas que supuestamente se habrían producido el domingo, 'se elaboró un informe sobre todo lo ocurrido'. Añadió que, si el reglamento del Congreso le obliga a entregarlo, lo cumplirá.

El artículo 7 del Reglamento del Congreso establece: 'Los diputados tendrán la facultad de recabar de las Administraciones Públicas los datos, informes o documentos que obren en poder de éstas. La solicitud se dirigirá, en todo caso, por conducto de la Presidencia del Congreso y la Administración requerida deberá facilitar la documentación solicitada o manifestar al presidente del Congreso, en plazo no superior a treinta días y para su más conveniente traslado al solicitante, las razones fundadas en derecho que lo impidan'. Si se trata de una información cifrada, los diputados deberán pedir la documentación a través de la comisión de secretos oficiales.

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Durante las dos horas largas de debate, el ministro se encastilló en la reiteración numantina de razones ya esgrimidas en días pasados: lo ocurrido ha sido 'un simple error', 'un malentendido', que calificó de 'anecdótico'. 'Nunca hubo una iniciativa del Gobierno, ni desde luego del que habla, de que la información se diera a la opinión pública', añadió, aunque en otro momento señaló, en tono intrascendente, que la noticia se filtró como se recibió, por teléfono. Su conclusión quedó clara en esta respuesta al portavoz de IU, José Luis Centella: 'Me dice que he venido aquí a asumir responsabilidades, pero como no las tengo, vengo, explico lo que hay y me voy. Y eso es lo que voy a hacer'.

Ignasi Guardans, de CiU, constató que lo ocurrido 'no es una anécdota', sino 'un conflicto absolutamente innecesario y gratuito', y pidió al ministro que considere si el embajador en Rabat, Fernando Arias Salgado, 'por dolo o culpa responsable de estos hechos, sigue siendo la persona adecuada para defender los intereses de España'. El PSOE considera insuficiente la dimisión de Arias y pide las de Piqué y el ministro portavoz, Pío Cabanillas, en una moción que se debatirá el martes.

Manuel Marín caracterizó por tres vías la gravedad de los hechos debatidos. Primero, porque, 'por primera vez', dijo, 'una información confidencial del Ministerio de Exteriores es filtrada por el ministro portavoz con fines políticos internos', como es el de acusar de deslealtad a González. Piqué se rió y replicó que, en la campaña electoral de 1996, el entonces ministro de Exteriores, Carlos Westendorp, dijo que Aznar sería el hazmerreír de los líderes europeos. 'Pero, ¿qué me dice, angelito?', respondió Marín. 'Eso es un ataque político como los que Zapatero recibe cada día de ustedes, no un mal uso de información confidencial'. Segundo, porque con esta maniobra se obligó al primer ministro marroquí a desmentir una información generada en España por motivos internos. '¿Qué diría el Gobierno si un Gobierno extranjero implica al Rey Juan Carlos en algo de este tipo?'.

Lo más grave de lo ocurrido, según Marín, es que, cuando el ex presidente González ya había desmentido las entrevistas, Piqué saliera en televisión diciendo que tenía 'indicios' de que se habían producido. Ahí Marín alzó mucho la voz. 'Ésa es su responsabilidad, dar cobertura a la falsedad. Un ministro de Exteriores no puede ser un agitador y usted no ha dado la talla de su cargo', dijo. Guardans consideró 'lamentable' que Piqué pusiera en duda la palabra de González.

El ministro, por su parte, rechazó que haya habido 'conspiración'. 'No nos tomen por tontos, porque no se hace eso sobre la base de una información falsa que se desmentirá en poco tiempo. Tengo mejor consideración de mí mismo', dijo.

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