Cimientos bajo vigilancia
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El sobreaforo que soportó el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena durante la polémica fiesta rave del pasado sábado -los informes policiales cifran una afluencia de 15.000 personas, cuando la capacidad del recinto es de 8.500- es una cuestión especialmente delicada por la peculiar situación de este recinto.
La estructura del pabellón se encuentra sometida a un plan de seguridad y vigilancia permanente para evaluar los resultados de las obras de reparación de los desperfectos que sufrieron la cubierta y la estructura a causa de movimientos en los terrenos de cimentación.
El recinto, inaugurado el 4 de septiembre de 1999, tuvo que clausurarse 18 días después y permaneció cerrado hasta julio de 2000. Todos los informes técnicos coincidieron en que el proyecto, ejecutado por la constructora Ferrovial, no había tenido en cuenta la deformidad del terreno, muy próximo a la desembocadura del río Guadalhorce, formado por varias capas arcillosas. Concluidas las obras, alertaron también del riesgo de que se produzcan nuevos movimientos en el subsuelo en caso de un descenso del nivel freático.
Las obras de reparación costaron 725 millones de pesetas (4,35 millones de euros), con lo que el presupuesto total alcanzó los 3.000 millones.
