Mohamed VI: 'Marruecos no renunciará a un solo palmo de su Sáhara'

El rey Mohamed VI invocó ayer a sus antepasados para rechazar tajantemente, desde la capital del Sáhara occidental, cualquier partición - 'ni un palmo'- de su territorio, hoy en día controlado por Marruecos. En un discurso pronunciado desde la plaza del Mechuar de El Aaiún, el monarca dejó además entrever una cierta decepción con los responsables de la ONU, cuyo Consejo de Seguridad examinará en abril, entre otras opciones para resolver el conflicto, un reparto del territorio de la antigua colonia española.

'El nieto del rey libertador, Mohamed V; el heredero y confidente del rey unificador, Hassan II -que Dios les guarde en su santa misericordia-, y el garante constitucional de la unidad de Marruecos, declara en su nombre y en el de todos sus ciudadanos que Marruecos no renunciará a un solo palmo del territorio, inalienable e indivisible, de su Sáhara'. El no del soberano a cualquier retirada marroquí, incluso parcial, de la ex colonia no pudo ser más contundente y solemne.

Tras reiterar su apego al acuerdo marco, que prevé conceder una autonomía al Sáhara dentro del Reino de Marruecos, el monarca mostró prudentemente su desconcierto con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y su emisario para el Sáhara, el norteamericano James Baker, que hasta principios de año habían dado la prioridad a esa opción, favorable a los intereses marroquíes.

'Cuando nos comprometimos a negociar una paz justa y duradera, sobre la base del acuerdo marco de la ONU (...), fue porque éste obtuvo una aprobación y un respaldo internacional amplio e influyente', afirmó Mohamed VI. Sólo le faltó expresar su sorpresa porque este apoyo a la solución autonómica hubiese decaído estas últimas semanas. 'El acuerdo marco', prosiguió, 'se enmarca en el respeto de la soberanía de Marruecos y de su integridad territorial'.

Tras el rechazo por el Frente Polisario y Argelia del proyecto de autonomía para el Sáhara, Kofi Annan no ha renunciado del todo a plantearlo, pero en su último informe, de febrero, al Consejo de Seguridad señala que cabe considerar otras dos posibles soluciones: el referéndum de autodeterminación y la partición territorial entre Marruecos y los independentistas saharauis.

Aunque no se pronuncia sobre qué opción prefiere, Annan ha dado la impresión de preferir esta última, la más novedosa. El Polisario y Argelia se han mostrado dispuestos a discutirla, aunque aseguran favorecer ante todo el referéndum cuyos preparativos se suspendieron en 1999 a causa de las discrepancias sobre el censo de votantes.

La amenaza de Argelia

El rey denunció también 'los designios expansionistas y hegemónicos del adversario de nuestra integridad territorial' en una clara alusión a Argelia, a la que no nombró. La diplomacia marroquí atribuye la paternidad del plan de partición del territorio puesto sobre el tapete por Annan al régimen argelino, deseoso de abrirse camino al Atlántico a través de un microestado saharaui.

El discurso concluyó con un llamamiento a la unidad del pueblo 'en torno al trono, que vela por la seguridad, la estabilidad y la unidad de Marruecos, la defensa de su integridad territorial y de sus valores religiosos, generosos y tolerantes'. A juzgar por la profusión de llamamientos de partidos, asociaciones, órganos de prensa y personalidades relevantes contra la partición del Sáhara, el llamamiento era innecesario.

Como estaba previsto, Mohamed VI anunció también la creación de una agencia para el desarrollo de 'las provincias del sur', similar a la existente para el norte del país. Reveló haber dado además instrucciones al Gobierno para acabar, en el plazo de dos años, con las viviendas insalubres existentes en el Sáhara. También ordenó al Ejecutivo que se construyan seis nuevos pueblos de pescadores a lo largo de su costa para crear así puestos de trabajo.

Con el discurso de ayer concluyó la tercera visita de Mohamed VI a la ex colonia desde su entronización. El martes presidió un Consejo de Ministros en el Dajla, la que podría ser la capital del territorio que quedaría en manos del Polisario si prosperase el plan de partición. Desde su exilio en Tinduf (Argelia), el movimiento independentista ha calificado el viaje real de 'expedición provocadora que puede generar una peligrosa escalada'.