El exilio y las utopías marcan una antología de nueva poesía africana
Wilfrid Miampika prologa y reúne a 21 autores desde 1950
La mezcla de identidades y lenguas, la utopía de una nueva fundación africana basada en el humanismo y la paz, el inevitable exilio y la subversión y renovación de la tradición son los ejes de la antología bilingüe Voces africanas. Poesía de expresión francesa, 1950-2000. La edición, a cargo del intelectual congolés residente en España Landry Wilfrid Miampika y publicada por Verbum, se presentó ayer en el Círculo de Bellas Artes. El libro reúne los cantos al futuro de 21 autores de una decena de países.
Jean-Luc Raharimanana (poeta de Madagascar que reside en París), Pío Serrano (poeta y editor de Verbum), Mercedes Monmany (crítica literaria), y el autor de la antología, Wilfrid Miampika, reivindicaron ayer a estos 21 poetas del África francófona poscolonial como autores 'urbanos, ni excéntricos ni exóticos y, sobre todo, muy creativos'.
Tanto, que, según Miampika, que es doctor en Filología por Alcalá de Henares, licenciado en La Habana y director de la colección Étnicos Francófonos de Ediciones del Bronce, 'dentro de poco la literatura africana tendrá que vivir el mismo boom que vivió Latinoamérica en los sesenta'.
'La mayor parte de estos autores nacieron con la independencia', explica Miampika. 'No conocieron la dureza colonial y vivieron la utopía de los sesenta, la de la liberación de África. Pero esa utopía de la independencia y la negritud tuvo su desencanto'.
A raíz de eso, muchos de estos poetas tuvieron que irse al exilio, 'huyendo de la violencia política y del fundamentalismo étnico, buscando la razón y la democracia, escribiendo para que esa razón democrática se convierta en la esperanza y el futuro de África'.
Ése es el caso exacto de Jean-Luc Raharimanana (Antananarivo, 1967), cuyo poema El grito de la ola cierra el libro. Se marchó a París para escapar de la dictadura que somete a Madagascar desde hace 23 años, y allí escribe y publica hoy, tratando de que su literatura no sea considerada 'la periferia de la periferia' y con 'el deseo y la necesidad de poner la creación en el centro de mi poesía, sin que eso signifique renunciar a dar testimonio de la realidad'.
Una realidad que se mete a sangre y fuego en los poemas. La que todos conocemos, pero también otras de las que se habla menos, como la coexistencia de las lenguas y las culturas nativas con las que impuso Europa, coexistencia que hoy es pacífica, o al menos no conflictiva, y que, según señala Raharimanana, da lugar a un cambio esencial en la poesía africana. 'A diferencia de nuestros mayores, hoy se mezclan los imaginarios, las tradiciones, los idiomas'.
Ese cruce produce un francés nuevo, contaminado por imágenes, palabras y referencias mitológicas o legendarias que, como en el caso del malgache de Magadascar, beben de Malaisia, de Indonesia, de Arabia...
Y, todo junto, conforma lo que Miampika llama 'una búsqueda inacabada de la travesía; un camino y un impulso creador para un África múltiple y plural; una memoria real y soñada que contendría el destino escindido de mujeres y hombres con identidades múltiples'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.