Puig denuncia que Barajas tiene una 'potenciación desproporcionada'

La ampliación de Barajas no responde a criterios de responsabilidad 'ni económica, ni social ni de reequilibrios territoriales'. Lo denunció ayer el consejero de Política Territorial, Felip Puig, en la apertura de las jornadas organizadas por The Economist, dedicadas a las infraestructuras en Cataluña. El británico Michael Portillo, dirigente del Partido Conservador, defendió los peajes en las autopistas catalanas y el socialista Manel Nadal propuso un consorcio para el transporte ferroviario de mercancías.

Si la suma de las inversiones en los aeropuertos de Madrid y Barcelona fuera 100, la realizada en Madrid sería del 80%; la de Barcelona, el 20%. Unas cifras que, en opinión de Puig, muestran 'la baja rentabilización de las inversiones', ya que el aeropuerto de Barcelona mueve el 38% de los pasajeros y el 42% de los vuelos.

Puig, que inauguró las jornadas celebradas en un hotel barcelonés y a las que asistieron numerosos empresarios relacionados con la construcción y gestión de infraestructuras, insistió en la voluntad de Cataluña de estar conectada a una 'red europea del transporte', tanto en materia ferroviaria, con especial atención a la alta velocidad, puerto y aeropuerto.

Las infraestructuras, dijo, son condición necesaria para el desarrollo, pero no suficiente. De ahí que la política del Gobierno catalán responda a un modelo de movilidad previo. Asimismo, es imprescindible tener claro el papel de las instituciones públicas en la planificación y regulación de las infraestructuras, dejando margen amplio a la iniciativa previa. El modelo de infraestructuras del Gobierno central, afirmó responde a una concepción radial, con centro en Madrid, donde se conectan las principales ciudades españolas. Un esquema que, propuso Puig, tendría que ser roto.

Coincidió en parte con el consejero su oponente en el Gobierno del PSC en la sombra, Manel Nadal. Para éste, los proyectos viarios del Gobierno central hacen que 'exagerando, pueda alertar contra la posibilidad de que Cataluña quede aislada por tierra, mar y aire'. Por tierra porque la red ferroviaria deja a Cataluña sin conexión con la alta velocidad europea al quedar la línea interrumpida en Perpiñán. También el corredor mediterráneo, dijo Nadal, queda cortado y lo mismo pasa con el del Ebro, ya que la línea no permite llegar al norte.

Manel Nadal propuso la creación de un operador ferroviario para el transporte de mercancías en el que hubiera empresas españolas y también francesas ya que 'si queremos pasar por Francia, sería bueno tener allí aliados'.

El aislamiento por aire, siguió, se debe al desequilibrio de inversiones entre El Prat y Barajas. Por mar, porque en transporte de contenedores, dijo, Valencia ha superado a Barcelona ya que desde allí las carreteras son libres de peaje.

El peaje cosechó abundantes elogios del británico Michael Portillo, que defendió con notable sentido del humor la política de privatizaciones llevada a cabo por el Gobierno de Margaret Thatcher, con quien él fue ministro de Transporte.

Portillo hizo una encendida defensa de la decisión del Ayuntamiento de Londres de cobrar a los coches que entren en el centro de la ciudad, pero se preguntó si alguien sería capaz en su país de imponerlo en las autopistas.

El ex ministro británico aseguró que la política privatizadora obtuvo avances, éxitos y fracasos. Entre los éxitos citó el de haber promocionado una especie de 'capitalismo popular', fomentando la compra de acciones por parte de los asalariados.