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Un juez condena al Insalud por la muerte de un bebé debida a errores médicos en el parto

Sanidad deberá pagar 180.304 euros a los padres de la niña, que falleció al año de nacer

Oriol Güell

Paula García Brunton nació en mayo de 1998 en el hospital de Móstoles, tras un parto de 30 horas. Los médicos decidieron practicar a la madre una cesárea por el sufrimiento que soportaban tanto ella como el bebé. Pero la pequeña, aquejada de graves secuelas tras el parto, murió un año después, sin haber salido nunca del hospital. A Dolores, su madre, le tuvieron que extraer el útero. La Audiencia Nacional considera que esto no habría ocurrido si los médicos hubieran actuado diligentemente, y por ello condena al Insalud a indemnizar con 180.304 euros a los padres de Paula.

Dolores Brunton, de 36 años, sigue al frente de la frutería en la que trabajó hasta poco antes del nacimiento de Paula, su segunda hija. Han pasado casi cuatro años desde el desgraciado parto. Tras muchas sesiones de terapia psicológica, la mujer asegura estar casi recuperada. 'Aunque un hueco siempre queda aquí', explica, poniendo su mano en el corazón.

En la madrugada del 3 de mayo de 1998, Dolores entró en el hospital de Móstoles con los primeros síntomas del parto. Un alumbramiento que desde el principio estaba siendo 'muy doloroso', recuerda la mujer. 'Pero yo estaba contenta. Había padecido dos abortos después de tener a mi primera niña y este embarazo había ido bien', relata.

La mujer se enfrentaba a un parto de riesgo: Dolores ya había tenido a su primera hija por cesárea, así que el útero presentaba la cicatriz de ese primer alumbramiento; además, había sufrido dos abortos, superaba en tres días las 42 semanas de gestación (un embarazo considerado normal dura entre 38 y 42 semanas) y, por último, la ecografía indicaba que el feto era grande: unos cuatro kilogramos (Paula pesó finalmente 3.860 gramos).

'Ninguno de estos motivos lleva por sí solo a un parto de riesgo. Pero, juntos, pueden complicar el alumbramiento', afirma Rafael Martín, abogado de la Asociación de Víctimas de Negligencias Sanitarias (Avinesa), a la que los padres acudieron para asesorarse.

'Como si me desgarrara'

Dolores sufrió mucho. 'Era como si me desgarrara por dentro', recuerda. Y asegura que los médicos no le hicieron caso: 'Me decían que esperara, que el parto iba lento. Pero yo sabía que algo iba mal'. La sentencia, dictada por la Sección Cuarta de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional, valida los informes médicos presentados por los abogados demandantes. En ellos se detallan los problemas que en esos momentos padecía Paula. Los latidos de su corazón perdían fuerza, según detectó la monitorización del feto.

Cuando los médicos rompieron la membrana uterina, el líquido amniótico salió sucio de meconio. Esto indicaba que el feto había liberado excrementos, lo que reducía el oxígeno absorbido. Los médicos decidieron por fin practicar una cesárea de urgencia. Pero ya era tarde. Lo primero que observaron los facultativos fue que el útero de la mujer se había desgarrado junto a la cicatriz de la cesárea de su primera hija. Esto obligó a extirpárselo, lo que impide que Dolores pueda tener más hijos. 'Yo tenía 32 años. Era muy joven. Al golpe de perder un hijo, súmale que ya no podrás tener otro', se lamenta.

El estado de Paula era aún más preocupante: la pequeña había sufrido una hipoxia perinatal (falta de oxígeno en el vientre de la madre), que le provocó una 'parálisis cerebral espástica'. Era, además, incapaz de absorber y digerir alimentos, sufrió recurrentes infecciones respiratorias y episodios de crisis convulsivas. Murió al año, sin salir del hospital.

El tribunal confirma que los médicos no actuaron 'con la adecuada prudencia ni el debido interés y minuciosidad pese a tratarse de una paciente de alto riesgo'. 'Hubiera sido deseable haber realizado un seguimiento más exhaustivo (...) que hubiese permitido la adopción más precoz de las medidas oportunas, esto es, la realización de cesárea', dicta la sentencia. 'Tales informes ponen de manifiesto la existencia de un defectuoso funcionamiento del servicio' de ginecología del hospital de Móstoles, concluye el texto, que determina 'la responsabilidad patrimonial' del Insalud.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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