Camacho dice que el pago de intereses de hasta el 300% hundió a Gescartera
Los clientes beneficiados le entregaron hasta 3.000 millones de pesetas
Antonio Camacho, dueño de Gescartera, declaró ayer ante la juez Teresa Palacios que no ha sacado dinero de España y sostuvo que 93,6 millones de euros (15.578 millones de pesetas) que adeuda a los clientes se perdieron por el pago de intereses desorbitados que ofrecía para lograr liquidez, el 16 % a dos meses y, en algunos casos, hasta el 300%, según fuentes que asistieron a la declaración. Camacho admitió que las operaciones especiales primadas con altos intereses correspondían a clientes que le entregaron hasta 3.000 millones de pesetas.
Camacho admitió en su declaración que tenía montada una operativa casi piramidal, ya que pagaba con las aportaciones de nuevos clientes los intereses elevadísimos que ofrecía a los clientes de operaciones especiales. Aunque al principio el sistema funcionaba, después, cuando la Bolsa empezó a ir peor, Gescartera necesitaba importantes cantidades de dinero para financiarse y por eso, desde 1999 hubo clientes especiales que ingresaban grandes sumas en metálico que, por un lado, suponían inyecciones de liquidez para la agencia de valores, pero por otro, vaciaban patrimonialmente la sociedad, porque esas operaciones suponían el pago de intereses de hasta el 16% en sólo dos meses. En algunos casos, en los que la necesidad de liquidez era más acuciante, el tipo de interés de esas operaciones a corto plazo llegó a ser del 300%.
El total de lo invertido en esos años por ese procedimiento especial ascendió, según Camacho, a unos 3.000 millones de pesetas (18 millones de euros) y los clientes más significativos eran Jesús Carrillo, Roberto Santos y Carlos Ortín Barrón. Preguntado para que especificase más la identidad de los clientes especiales, Camacho afirmó que había periodistas pero se negó a precisar.
El propietario de Gescartera reconoció la existencia de maletas repletas de dinero que eran llevadas a la sucursal de La Caixa de Majadahonda aunque explicó que él no contaba nunca el dinero, porque no sabe.
Más delitos
La juez le advirtió sobre su implicación en un posible delito de blanqueo de dinero y como cooperador necesario en otro delito fiscal. Camacho admitió la existencia de minusvalías ficticias lo que, a juicio de las acusaciones, indica que también había plusvalías ficticias.
El dueño de Gescartera, según varios de los asistentes, 'puso el ventilador', expresión utilizada para señalar que repartió acusaciones a otros implicados para rebajar su propia responsabilidad en la estafa. Así, señaló que José María Ruiz de la Serna, su principal colaborador, sabía todos los movimientos de las cuentas de Fisconsulting, filial de Gescartera; que Agustín Fernández Ameneiro era quien asignaba las minusvalías, y que el cura Teodoro Bonilla, al que le aplicaban éstas, era un experto en Bolsa y era consciente de que su nombre era utilizado con su consentimiento. 'Basta con mirar su declaración de la renta', indicó Camacho. El fiscal le preguntó por qué gastó 356 millones de pesetas (2.139.603 euros) de Gescartera a través de una tarjeta Visa Platino, pero éste no supo justificarlo. Alegó que Gescartera le debía más de 100 millones, pero ni pudo justificar la deuda, ni, en cualquier caso, explicó el gasto hasta la cifra de 356 millones en tres años (más de nueve millones al mes), que figura en el sumario. La declaración seguirá el martes.
El asesor fiscal de Gescartera Julio Rodríguez Gil salió ayer de prisión tras abonar una fianza de 601.000 euros.
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