El baile
El periodista argentino Sergio Ciancaglini, en la presentación en Madrid de su libro La revolución del sentido común (Editorial Suramericana), contaba ayer amargas historias de su país que ha traído como una insoportable maleta llena de dolor. La historia del padre de familia que acababa de llevar a sus niños al pediatra. 'Y tus hijos, ¿cómo están?', alguien le preguntó después. 'Los niños, bien; quien está mal es el pediatra, no sólo porque se arruinó y porque no tiene con qué atender a los enfermos, sino porque un amigo economista le llamó tonto por no haber sabido ver la inminencia del desastre y protegerse'.
Ya no estamos al corriente de lo que ocurre en Argentina, salvo alguna pequeña noticia de tipo anecdótico, aunque terriblemente significativa: que el presidente Duhalde se ha subido el sueldo, o que la esposa chilena del ex presidente Carlos Menem, Cecilia Bolocco, se divierte y baila en Viña del Mar a espaldas de su marido. Menem desmiente que haya distanciamiento, son 'barbaridades', porque 'en Argentina se puede decir cualquier barbaridad'. Es cierto. Él mismo las dijo. Él mismo las hizo. Y es una barbaridad que esa gentuza se divierta mientras los argentinos sufren.
Entre las muchas historias de la Argentina que ya no nos cuentan y con las que Sergio Ciancaglini ha cargado hasta aquí, está la del cacerolazo que se hizo en Buenos Aires contra la propia prensa: porque en su mayoría no cuenta lo que sucede, porque ya no la creen en los medios, los argentinos. Cacerolazo que fue convenientemente silenciado.
El libro de Ciancaglini podría leerse como el desesperado intento de encontrar la salida de la actual situación después de analizar las causas. Pero es mucho más: escrito más de un año antes del corralito, habla del mundo que tenemos, del que el caso argentino sería sólo la versión más esperpéntica. De las diferencias sociales estrafalarias, la codicia y la envidia del poder hacia los de abajo. Habla de cómo recuperar el sentido de lo común, de lo que debería unirnos para defendernos de la realidad que se nos impone y de los medios que no nos reflejan.
El baile de Cecilia Bolocco en Viña del Mar no es indecente por lo que muestra, sino por lo que oculta.
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