Tribulaciones de la formación sexual
Sólo un 'master' y algunas asignaturas transversales, casi siempre optativas, abordan la sexualidad
El sexo copa casi todos los espacios menos el educativo. Si se aparta la vista al exterior el panorama se transforma: cinco años de formación en Sexología en Canadá; una cátedra específica de Transexualidad en Amsterdam y educación universitaria sistematizada en Italia, Francia o en Alemania. La somera formación en sexología de las universidades valencianas contrasta con sus homólogas extranjeras. Profesionales de la medicina, psicología, sociología, o magisterio llaman la atención sobre la ausencia de estudios específicos en unos planes donde la sexualidad es entendida como genitalidad a través de asignaturas transversales y, casi siempre, optativas.
Esta circunstancia obliga a los futuros sexólogos a dar tumbos en busca de formación pagando además, onerosos masters, tras acabar sus carreras. Vicent Bataller, doctor en Medicina, sexólogo y psicoterapeuta de orientación psicoanalítica, porta en su currículo títulos de medio mundo: 'Me he gastado hasta 800.000 pesetas por hacer un master en París. Y lo peor es que llevas más de 20 años luchando sin ver avances en la formación académica reglada'.
Algunos profesionales plantean la creación de un segundo ciclo en Sexología
El teléfono de información sexual del Ivaj, antes gratuito, ha pasado a ser un 902
Esperanzado tras profundizar en el tema en otros países, este médico supo contactar con los jóvenes a través de su tesis doctoral, que promovió la creación del teléfono de información sexual del Instituto Valenciano de la Juventud (Ivaj). Entre mayo de 1989 y junio de 1992 analizó 40.000 llamadas. El servicio, que comenzó de manera gratuita, ha pasado a ser una línea 902. 'No hay una preocupación política, educativa ni social por la sexualidad. Todos nos autorecetamos y a la vista de esto se puede entender el debate generado en los institutos sobre las máquinas expendedoras de condones o el libro editado por la UNED, cuyos autores dicen que hay homosexuales biológicos y otros creados socialmente'.
Desde hace ocho años la Universidad de Valencia ofrece el único postgrado valenciano, el master en Sexología y Psicoterapia Integradora, a través de un convenio con el Instituto de Sexología, Psicología y Medicina Espill. Laura, una recién licenciada en Psicología, trabaja para financiarse parte del master, que se ve obligada a cursar, porque 'la formación sexual en la carrera se ciñe a la biología, pero no hay nada de terapia sexual. Hay médicos que dicen lo mismo'. Marina S. Gisbert, profesora titular de Medicina Legal en la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Valencia coincide con la estudiante: 'Es muy importante tratar los riesgos de la actividad sexual, pero no se pueden aprender las hemiplejías y nada más'. Crítica con unos planes de estudios 'demasiado ortopédicos' para los nuevos discursos científicos, se confiesa 'orgullosa' de codigir la tesis de Bataller. Según la profesora, nadie ha elegido la sexología desde la aportación de Bataller, en 1995. El autor de la misma, antiguo claustral de la Universidad de Valencia, se lamenta: 'Incluso la universidad valenciana que puede alardear de la mayor trayectoria progresista, ha avanzado poco en educación sexual. Somos más de 5 millones de homosexuales en España y la única forma de sacudir mentalidades es existir y educar desde la universidad pública'.
Quienes contribuyen a dar un punto de vista diferente sobre la sexualidad son los antropólogos sociales: 'No existe una práctica única para la sexualidad humana. Como otros dominios de la vida de hombres y mujeres la definición de lo normal o natural en el sexo varía de una cultura a otra', comenta Anastasia Téllez, profesora de la asignatura de Antropología de las Relaciones de Sexo, en la licenciatura de Antropología Social y Cultural, en la Universidad Miguel Hernández. Desde aquí se ha creado el Seminario Interdisciplinario de Estudios de Género, desde donde 23 profesores programan actividades para eliminar los prejuicios sexuales del acervo cultural, además de destacar desde distintos ámbitos la necesidad de separar en las investigaciones el análisis de género y de sexualidad. Su colega Jordi Ferrús considera que las universidades deberían implantar licenciaturas de segundo ciclo en Sexología. Otros expertos plantean la creación de departamentos específicos, asignaturas, o un Instituto Universitario de Sexualidad, como el existente en Alcalá de Henares. La carencia de alumnos ha provocado la anulación, este año, del diploma universitario en Sexología, de la Universidad de Valencia, y del curso de postgrado de Educación y Terapia Sexual, de la Universidad Jaume I. Las universidades de La Laguna y Salamanca, con tradición en postgrados, se precian de la popularidad por sus estudios.
Aparte de la faceta formativa, las universidades pueden atender consultas sexuales. El Vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad de Valencia, a través del Centro de Asesoramiento y Dinamización de los Estudiantes (CADE), recoge esta iniciativa por medio de una asesoría universitaria de orientación personal, desde hace más de diez años. Joan Badenes, psicólogo y sexólogo atiende personalmente las consultas desde un piso ubicado en el campus de Blasco Ibáñez. 'El 30% de las más de 200 consultas recibidas el año pasado se referían al sexo'. Según el responsable, las consultas sexuales más comunes son de mujeres preocupadas por métodos anticonceptivos.
El CADE también tiene registrado en el censo de asociaciones al grupo universitario Lambda. El coordinador Albert Villanova, licenciado en Física y estudiante de tercer ciclo, subraya como principales tareas del colectivo 'la sensibilización universitaria y el apoyo para homosexuales y lesbianas universitarios'. El grupo fluctúa, aunque la cifra se sitúa en torno a las 20 personas. Los ciclos de cine y las campañas informativas constituyen las principales tareas para subsanar prejuicios. 'La Universidad de Valencia ha demostrado buena disposición con subvenciones para nuestras actividades y cediéndonos el hotel de asociaciones. La Politécnica, a pesar de que estudiantes de esta universidad también forman parte del colectivo, nos ha resultado impenetrable. Nos negaron un aula para organizar el ciclo de cine y nos dijeron que habláramos con el rector, alguien inaccesible para nosotros'.
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