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VISTO / OÍDO
Columna
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Saturno en Buenos Aires

Cuando veo la pintura negra de Goya en la que Saturno va devorando a sus hijos, con una enorme boca insaciable, pienso que trazó un símbolo de los grandes de España tragándose vivo a su pueblo: parece el sentido general de su pincel narrativo, mientras que el de retratista refleja los rostros imbeciloides y genéticamente crueles de la corte. Toda la historia antigua es la de los soberanos, civiles, militares, feudales o coronados, acabando con sus pueblos para elevar sus castillos, coleccionar sus pinturas, violar a sus bellezas y, al final, terminar como momias. Cuando digo historia antigua, hablo de la de hoy: la de los prisioneros de Guantánamo, o la quizá peor de sus familiares de Afganistán helados y hambrientos y diezmados; o la continuación de la sangrada por otros medios en Israel. O de la historia del nazismo. Para los periodistas, historia antigua es la del periódico de ayer.

Los gobernantes han devorado Argentina y a los argentinos. Esos Saturnos están hoy mismo quitándoles sus últimos dólares, haciendo moneda falsa para ellos. Quizá empezó allí esa comilona nuestra misma corte antigua; y siguieron los criollos. Hasta tienen una gobernante que está momificada, como Nefertiti. Pero ya no están solos: la globalización saturniana los ayuda, y las multinacionales los dirigen, y es realmente una desgracia especialmente sensible para nosotros, como lo es la de Cuba. Y es precursora de todo lo que puede pasar más adelante, como está pasando en otros países, o en otros continentes. El viernes vi y escuché al coronel que arengaba contra Chávez en Venezuela, y comprendí lo que le está pasando a ese régimen del país que se creyó liberado por Bolívar y cayó en manos de los saturninos, de los Gómez y los demás. Qué curioso, la pinta de las personas que golpean sus cacerolas en Caracas es muy distinta de la que lo hace en Buenos Aires. Cacerolas de clase.

No creo que sea ese coronel con voz de mando -cómo las odio- el que vaya a quitar de en medio al gobernante sin resuello, la caricatura de Allende que caricaturiza el final de Chile, sino alguien que esté pensado en Washington, o en el Banco Mundial, o en el Fondo Monetario. Cuántas veces he visto ese mismo trabajo repetido: hacer imposible por el desorden y el bloqueo que alguien gobierne, y culparle después de la ruina y del mismo desorden. Lo aprendí de niño, y no lo olvido.

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