Detectado un exceso de gas anestésico en el hospital de Terrassa
La concentración límite, superada 72 veces
Los trabajadores de al menos un quirófano del hospital de Terrassa estuvieron expuestos durante cerca de cuatro años a una concentración de gases anestésicos hasta 72 veces superior al máximo recomendado por las autoridades sanitarias internacionales. Así lo indica un informe encargado por el hospital al que ha tenido acceso EL PAÍS y que asegura que la falta de un sistema de eliminación de gases originó concentraciones de 36 partículas de gas sevofluorano por millón de partículas de aire (ppm), cuando el máximo recomendado es de 0,5.
El sevofluorano es un gas que se utiliza habitualmente combinado con el protóxido de nitrógeno para inducir y mantener la anestesia. Aunque la exposición a estos gases de forma esporádica no es peligrosa, sí puede originar importantes efectos secundarios cuando se está en contacto con ellos durante un tiempo prolongado, como es el caso de los trabajadores de los quirófanos.
De hecho, la detección de problemas de salud en algunos trabajadores de este hospital el año pasado motivó la elaboración del informe, cuyos resultados se dieron a conocer a los trabajadores a finales de enero.
Las conclusiones son claras: los quirófanos 2, 3, 4 y 6 del hospital no tienen instalado el sistema de eliminación de gases residuales que deberían tener. Las muestras para elaborar el informe se tomaron el pasado 15 de octubre en el quirófano 3 durante una intervención en la que se anestesió el enfermo con sevofluorano combinado con protóxido de nitrógeno. El mismo día y en el mismo quirófano se tomó otra muestra en una operación en la que se utilizó únicamente el gas sevofluorano. En la primera muestra la concentración de sevofluorano era de 36 ppm. En la segunda de 28.
La utilización del sevofluorano es relativamente reciente y las autoridades españolas todavía no han impuesto límites de exposición concretos. Sí lo han hecho administraciones de referencia como la Occupational Safety & Health Administration de Estados Unidos, que establece que los trabajadores no pueden estar expuestos a más de 2 ppm de ningún gas anestésico y que cuando éste se usa en combinación con protóxido de nitrógeno, como en el caso de la primera muestra, la concentración no debe exceder de 0,5 ppm.
Tres meses de retraso
El gerente del hospital, Enric Agustí, reconoció ayer la validez del informe y aseguró que el hospital 'ya ha solucionado el problema adaptando los aparatos del quirófano para evitar la emisión de gases'. Sin embargo, afirmó que la dirección del centro no ha tomado ninguna medida para averiguar el estado de salud de los trabajadores que inhalaron los gases, una docena en cada turno, 'porque no tenemos constancia de que estos gases sean perjudiciales'.
Esta actitud ha motivado una denuncia por parte del comité de Salud Laboral del centro ante la Inspección de Trabajo. La denuncia tiene por objetivo clausurar cautelarmente el quirófano analizado. Los trabajadores también se quejan que nadie les informó del análisis hasta el 25 de enero, casi tres meses después de su elaboración.
Según la literatura médica consultada, la exposición a cantidades elevadas de gas sevofluorano tiene el mismo poder mutagénico (cancerígeno) que fumar de 11 a 20 cigarrillos diarios y puede causar problemas hepáticos. Cuando este gas se mezcla con cal sodada, algo frecuente en algunas técnicas anestésicas, también puede ocasionar dolencias de riñón si se inhala de forma habitual.
El protóxido de nitrógeno, cuya concentración no ha sido medida, incrementa el riesgo de aborto espontáneo si se inspira en cantidades elevadas. Diferentes informes consultados también advierten de que la ingestión de este gas puede originar graves problemas de fertilidad y alteraciones del comportamiento. De hecho, es conocido como el gas de la risa.
El informe fue realizado por la empresa Mancomunitat Sanitària de Prevenció. Su director técnico, Eduard Gaynés, defendió ayer su validez, aunque recordó: 'No nos corresponde a nosotros tomar medidas para solucionar el problema'.
El hospital de Terrassa forma parte de la red de hospitales de utilización pública de la Generalitat (RHUP). El año pasado ya fue objeto de polémica cuando dos pacientes murieron después de ser operados en un quirófano contaminado por el hongo Aspergillus. Ello hizo cerrar cautelarmente la sala de operaciones.
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