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Osakidetza atiende cada año a 1.800 enfermos de anorexia y bulimia

La edad media de los pacientes que piden ayuda médica baja hasta los 20 años

El País

Los nuevos casos de anorexia y bulimia tratados por el Servicio Vasco de Salud, Osakidetza, se han estabilizado en alrededor de 600 al año. Estos dos trastornos de la conducta alimentaria, que afectan de manera especial a mujeres jóvenes, han despertado un gran interés social y sanitario en los últimos años. El programa específico para tratar los casos más difíciles de estas dos enfermedades, puesto en marcha por el Departamento de Sanidad en julio de 1998, acogió 217 nuevos pacientes durante el primer semestre del año pasado.

Junto a los casos más difíciles se encuentran otros 101 que recibieron atención en la red de centros de salud mental. Estos casos revisten menos gravedad y por eso los especialistas no los derivan al programa. El número de hospitalizaciones llegó hasta las 61. El director de Salud Mental de Osakidetza, Álvaro Iruin, explicó a este periódico que con los datos del primer semestre se puede realizar la extrapolación al resto de 2001 y concluir que se estabiliza en torno a 600 el número de casos nuevos al año. 'La tendencia de los últimos ejercicios así lo confirma', resalta. En total, la cifra de pacientes nuevos y de los que ya iniciaron antes el tratamiento atendidos por Osakidetza en 2001 ronda los 1.800.

El 70% de los nuevos pacientes ingresa en el programa intensivo, mientras que el resto se queda en los centros de salud mental. Los tres años y medio de funcionamiento de este plan han permitido a Osakidetza empezar a tratar a los enfermos en los primeros momentos de la patología. La anorexia y la bulimia son enfermedades que se inician en edades muy tempranas y cuya evolución es larga y, a menudo, tortuosa.

A los 30 años

Antes de poner en marcha el programa, los enfermos llegaban con una edad media de 30 años, con una larga historia de enfermedad a sus espaldas. Habían sido tratados en los centros de salud mental, pero habían pasado a una fase de cronificación. Según Iruin, 'antes nos llegaban pacientes que arrastraban su enfermedad desde hacía seis años o más. Ahora, los enfermos recalan con una media de 20 años y, por lo tanto, las expectativas de lograr que mejoren son elevadas'. Sobre la curación de estas enfermedades, los especialistas señalan que de cada cien casos un tercio se cura, otro tercio repite episodios en mayor o menor grado y en el resto la patología se hace crónica.

'Se trata de una enfermedad larga, que puede durar hasta ocho o nueve años', indica Iruin. En principio, los médicos creen que no existe un único motivo que sea el causante del inicio de estos trastornos alimentarios, aunque reconocen el origen psíquico de las patologías. Las causas pueden ser múltiples, desde biológicas hasta familiares.

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La alarma social que provocaron estas enfermedades hace tres años llevó al propio Parlamento vasco a interesarse activamente por la cuestión. Desde entonces, el consejero de Sanidad ha comparecido varias veces en comisión para explicar cómo evolucionan y las medidas de prevención desarrolladas. Además, el pleno de la Cámara ha aprobado tres proposiciones no de ley instando al Gobierno y a otras instituciones a volcarse en la atención a los enfermos de anorexia y bulimia y, especialmente, en la prevención. El objetivo es que niños y jóvenes sean formados en los centros educativos y en sus hogares con mensajes claros sobre la importancia de realizar una adecuada alimentación.

De momento, el Departamento de Sanidad tiene previsto inaugurar este mes en el complejo hospitalario Donostia la primera unidad de hospitalización psiquiátrica infantil y juvenil de Euskadi, en la que se tratarán, entre otras patologías, los trastornos alimentarios de los adolescentes. La iniciativa se hará extensiva a los centros hospitalarios de las otras capitales vascas. El responsable de Salud Mental de Osakidetza reconoce que la anorexia y la bulimia tienen más repercusión social que otras enfermedades de carácter mental. Sin embargo, cree que los tres años y medio que han transcurrido desde la puesta en marcha del programa de tratamiento específico ha servido para rebajar la alarma.

'Estos años han servido para fortalecer la relación con las asociaciones de afectados, lo que nos ha ayudado a todos, a ellos y a Osakidetza. Nos hemos recolocado ante el problema', asegura Iruin.

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