Un millar de inmigrantes rinde homenaje al ecuatoriano arrojado al mar en Barcelona
El Ayuntamiento solicita que conceda permiso de residencia a la viuda y los hijos de Pacheco
En silencio y con velas encendidas. Unas 1.000 personas se manifestaron ayer en Barcelona contra la violencia y en homenaje a Wilson Pacheco, el ciudadano ecuatoriano muerto el fin de semana pasado después de ser apaleado y arrojado al mar por vigilantes del complejo de ocio Maremàgnum. Tras una pancarta con el lema 'Violencia nunca más' la viuda de la víctima, Ivonne Guzñay, su hermana y su madre encabezaron la marcha, que transcurrió por la Rambla de Barcelona. La manifestación, convocada por asociaciones de ecuatorianos y organizaciones cívicas, finalizó frente al Maremàgnum, donde se leyó un manifiesto de repulsa a la violencia y contra el racismo. Acto seguido, sin romper el silencio y en medio de una contenida emoción, los asistentes lanzaron coronas de flores, claveles y velas encendidas al mar en homenaje a la víctima.
Ivonne Guzñay, de 25 años, llegó a Barcelona el viernes procedente de Guayaquil visiblemente afectada y confusa. Desde entonces sólo ha sido capaz de decir que se encuentra 'muy mal' y que no se explica cómo pudo morir su marido. Ayer, llorosa y con apenas un hilo de voz, pedía justicia. Los tres hijos de la pareja, dos niñas de cinco y seis años y un niño de dos, llegarán a Barcelona el martes próximo, a tiempo para asistir, el jueves, al funeral de su padre. El entierro se ha retrasado porque la familia ha pedido que se realice una segunda autopsia al cadáver para aclarar las circunstancias de la muerte. A petición de la familia, en el segundo examen forense participará un médico ecuatoriano.
La Generalitat ha costeado el viaje de los pequeños y la Asociación de Ecuatorianos de Cataluña ha recaudado 3.500 euros con los que se pagó el billete de Guzñay y se costeará el entierro.
Papeles para la familia
El alcalde de Barcelona, Joan Clos, ha pedido a la Delegación del Gobierno que 'por razones humanitarias' conceda permisos de residencia y trabajo a la viuda de Pacheco, que quiere quedarse en España. Su marido proyectaba traer a su familia en breve. Clos también ha instado a la Secretaría de Inmigración de la Generalitat a que se sume a la petición.
Hasta el momento, los tres acusados de homicidio por el caso permanecen en prisión por orden de la juez instructora. Son dos vigilantes de seguridad del Maremàgnum y un portero del bar Caipirinha, donde se iniciaron los incidentes que acabaron con la muerte del inmigrante, a quien se había negado la entrada junto a otros compatriotas suyos. La policía busca a otro portero a quien se acusa de haber arrojado a Pacheco al mar tras la paliza.
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