"El acoso moral debe entrar en los riesgos laborales"
Jesús Pérez (Bilbao,1965) es técnico del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo y coautor del libro Mobbing, violencia física y sexual. Participó recientemente en Bilbao en una jornada divulgativa sobre el acoso moral en el trabajo.
P. La humillación, el hostigamiento no es nuevo ¿Es difícil determinar su existencia?
R. Hace unos años se sufría pero se pensaba que formaba parte de las relaciones entre personas. Te arreglas con fulanito, soluciona tu problema. Pero sucede en el lugar del trabajo y con ocasión de cierto caldo de cultivo que pertenece a la propia organización de trabajo. Y, en otras muchas ocasiones, con la participación activa de la dirección.
P. Parece que las víctimas sufren síntomas traumáticos similares a los de la violación o posbélicos.
R. La víctima está expuesta diariamente a situaciones hostiles y ello genera lo que se llama síndrome de estrés por coacción continuada, uno de los más graves.
P. ¿Habría que incorporar el acoso moral al sistema de riesgos laborales?
R. El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene lo considera un riesgo laboral desde el punto de vista técnico. Es necesario determinarlo, evaluarlo y prevenir.
P. ¿Puede un comité de empresa ocuparse del fenómeno?
R. Desde luego, porque su obligación es vigilar todo aquello que pueda generar daño para la salud de los trabajadores, con independencia de que el problema esté inscrito en una lista o no.
P. Cuando sucede el acoso moral, ¿no resulta muy duro seguir en el trabajo aunque se llegue a reconocerse?
R. La vida laboral cotidiana acaba siendo muy difícil. Al final, se acaba combinando periodos de baja con ausencia del trabajo. La pregunta es dónde colocar a la víctima, porque volver a la misma situación es un fracaso.
P. ¿Cómo se resuelve?
R. Hay que reorientar al trabajador incluso dentro de la propia empresa, además de castigar y apartar a quien ejerza el acoso moral.
P. ¿Será tan difícil como en el caso del acoso sexual?
R. El camino a recorrer es parecido, pero se ha andando mucho. Actualmente, los afectados son víctimas; antes era gente que contaba una película.
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