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Reportaje:

Cacerolazo.com

Los argentinos se rebelan por sus propios medios y al margen de los sindicatos

Una nueva forma de organización popular, al margen de toda estructura de partidos o sindical, da sus primeros pasos en la Argentina en crisis. Vecinos de numerosos barrios de Buenos Aires se reúnen una y dos veces por semana para mantener viva la llama de la protesta 'contra los dirigentes de siempre'.

Todo empezó espontáneamente con los cacerolazos de diciembre, que ya han provocado la caída de dos gobiernos. Las primeras convocatorias boca a boca dieron paso a una nueva vía de comunicación: Internet. A través de la Red se comunican hoy muchos de los participantes en las asambleas vecinales de las que surgen iniciativas de todo tipo y se convocan nuevos cacerolazos. Sitios y foros de discusión como www. cacerolazo.com, www. elcacerolazo.org o www.deudasnopesificadas.com.ar son algunos de los espacios más visitados.

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'Hay mucha necesidad de expresión. El que puede va a la asamblea, o crea un sitio en Internet. Yo puse un foro de discusión. La gente opina y salen ideas muy interesantes'. Juan Carlos Dimas, de 51 años, ingeniero químico en paro, después de trabajar en la Comisión de Energía Atómica y de fundar su propia empresa -'progresé con la crisis económica, fundé mi empresa y después la fundí'-, puso en marcha una de las páginas web. 'Mi sitio ha tenido 880 visitas en dos días, de todas partes del mundo. Mi interés es transformar lo que fue algo espontáneo en un recurso humano canalizable. Es algo inédito que varias clases sociales hayan saltado al mismo tiempo con un objetivo común: sacar a un gobierno'.

El sitio cacerolazo.com lo lleva un matrimonio: ella diseñadora gráfica y él analista de sistemas. Sacaron la página para ser un punto de encuentro y de difusión. Vuelcan toda la información de las asambleas en la red. Hay nueve foros de discusión que llevan la palabra cacerolazo. Amanda Paltrinieri envía por correo electrónico boletines a unas 150 personas de varios países. 'Empecé con gente de Argentina. Se han armado cadenas de reenvío de estos boletines y ya no sé a cuánta gente llegan'.

El domingo pasado, cerca de 3.000 personas se congregaron en el barrio porteño de Parque Centenario en una asamblea de vecinos de distintos puntos de Buenos Aires. La mayoría eran de clase media, los que tienen acceso a Internet, y muchos desempleados y jubilados. Matrimonios jóvenes con sus hijos que acudían en bicicleta o en indumentaria deportiva típica de un domingo de verano. No había ni banderas ni pancartas de partidos políticos. Una gran enseña argentina presidía el encuentro. Los aplausos en homenaje a los muertos en las protestas de diciembre contrastaban con los abucheos a dirigentes políticos, partidos, sindicatos y medios de comunicación. Un psicólogo comentaba que para encontrar una experiencia similar de organización espontánea desde la base había que remontarse a la polis griega.

De las innumerables propuestas, la más aplaudida fue la primera convocatoria de un cacerolazo en todo el país este viernes. Toda una prueba para comprobar si la sonora protesta va en aumento o empieza a desactivarse, como sostienen algunos. Es la primera vez que se convoca formalmente un cacerolazo en toda Argentina, del que se han hecho eco todos los sitios en Internet. 'La convocatoria del viernes puede ser una prueba de cómo estamos intercomunicados', opina Juan Carlos Dimas. La consigna, sin duda simbólica, es '¡Que se vayan todos!', porque 'Duhalde también ha fallado y no puede cumplir su promesa inicial de devolver los ahorros en la moneda en que fueron depositados'. Amanda Paltrinieri apunta: 'Todo está ardiendo, pero no hay todavía un vínculo entre todas las movilizaciones. Va a ser el primer intento de nacionalizar el cacerolazo'.

La percepción de quienes alimentan la idea de canalizar la bronca para ganar eficacia es que la participación de la gente va en aumento. 'Aunque los cacerolazos mueran, van a quedar las asambleas barriales. La clase media tiene Internet. Un movimiento de piquetes no podría hacerse por Internet', subraya Dimas.

Si se acabara el corralito, si los bancos pudieran devolver mañana los depósitos congelados, ¿seguiría el cacerolazo? Ésta es la pregunta del millón. 'La clase media empieza a cuestionarse los cuentos que se creyó. Por saturación y porque le han tocado el bolsillo. Los que han salido a la calle en Buenos Aires no todos eran ahorristas, hay una mayoría de endeudados'.

En algunas asambleas ha habido propuestas tan originales como la desafiliación masiva de los desprestigiados sindicatos, porque el dinero de los afiliados va a engrosar a la burocracia sindical. 'Hoy es revolucionario plantear la desafiliación. La idea no es dejar de hacer trabajo gremial y político, sino comenzar de cero, barajar y repartir de nuevo las cartas'.

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